viernes, 18 de enero de 2019

Siempre nos quedará París: los candados del amor.






Paris 




Ante el apostolado de la violencia, de duelos y quebrantos que padecemos en muchas ciudades, la imaginación ciudadana empezó a incubar otras tonalidades que permita recuperar un espacio que a menudo no se le concede a esa esencia sensible que nos convoca como seres humanos.




Francfort




A manera, de cambiarle el gesto a la máscara de la tragedia o la comedia que se parece demasiado a la realidad, los enamorados se hicieron creyentes de la novela “Tengo ganas de ti” del escritor italiano Federico Moccia, donde los protagonistas sellaban su amor poniendo un candado con sus nombres en la tercera farola del lado norte del Puente de Milvio, en Roma, y para que este sea perpetuo lanzan luego la llave a las aguas del Río Tìber.




Colonia




La creencia moderna dice, que al colocar un candado en el puente y luego lanzar la llave al río, el amor de la pareja será eterno, que jamás volverá a separarse, por lo tanto, estará juntos el resto de la vida. Y si la ciudad de París, además de ser conocida por su patrimonio cultural, es el emblema urbano del romance, porque no, consagrar el amor y la eternidad del mismo en el Puente de las Artes (Pont des Arts) y hacer de esta pasarela uno de los lugares predilectos para las parejas de enamorados de todo el planeta.




Sevilla



A menudo, la alfombra roja del amor tiene pliegue que nos hace tropezar con los orígenes que, desde luego, nos saca del cursi, absurdo y maravilloso romanticismo y nos regresa a la realidad. Si bien, la novela escrita en el 2006 por Federico Moccia narra un acto de amor, que luego se convirtió en una tradición por todo el mundo, pues, el protagonista de esta tradición no sería Hache como indica la novela, sino un pícaro cerrajero de Florencia, que en un día cualquiera y no determinado, inició esta costumbre al querer hacerle publicidad a su cerrajería ubicada a los pies del puente medieval de Ponte de Vecchio, enganchando en la baranda uno de los candados que vendía. Esta particular manera de publicitar su mercancía, fue imitada por las parejas que por allí transitaban asignándole un significado profundo y romántico a esta acción que, por supuesto, significó un considerable incremento en las ventas de candados para este ingenioso cerrajero.  




Florencia




Se presume que esta amorosa costumbre de colocar un candado en un puente tiene más de diez años, focalizándose en la ciudad de París, donde día a día, cientos de personas enamoradas han dejado toneladas de candados con sus nombres, para luego tirar las llaves al Sena. También es cierto, que estos candados son removidos por la municipalidad cada vez, colocando policías para amablemente evitar esta práctica en el Puente de las Artes, pero esta manifestación amorosa no se ha detenido, por el contrario, tiene cada vez más atractivo y se ha hecho tan popular en estos tiempos convulso, donde se antoja como un remedio imprescindible para la salud de nuestras ciudades. De hecho, y según la tradición rusa, los recién casados deben darse un beso en el puente, pues se supone que el beso traerá suerte a la feliz pareja, y para unirse a esto de los candado del amor, en el Puente Luzhkov sobre el río Moskva, que al igual que Puente de las Arte es una pasarela peatonal, han plantado árboles de metal para que los enamorados puedan colgar sus candados del amor, así como también, en la remota Corea, las parejas han asaltado las barandas de distintos espacios como la base de N Seoul Tower con candados del amor.




Moscu




Definitivamente, esta tradición urbana que adorna los puentes y otros espacios en las distintas ciudades del mundo, debe formar parte de nuestra ciudadanía creativa, porque no hay nada más conmovedor que ver este enredo metálico de candados y respirar profundo para tomar una gran bocanada de amor, para admitir que somos creyentes que apostamos al amor más allá del espacio y el tiempo, pero si el amor nos falla, como pasó con Rick y Elsa en la película Casablanca “siempre nos quedaría París” junto la insondable libertad de intentarlo de nuevo.





Nueva York

No hay comentarios:

Publicar un comentario