De por el medio de la calley la ruta de los museos a la nada.
Intervención de la plataforma Taller de bicicletas en PMDLC 2011. |
Como
bien sabemos, la ciudad es una sociedad de lugares, un orden de puntos que
dialogan entre sí, pero también un conjunto de espacios donde los poderes político-urbanísticos suelen aferrarse al poder para controlar todo lo que acontezca en ellos, y es cuando
sentimos que los espacios público están a préstamo de la ciudadanía y a la entera
disposición del mercado y los órganos políticos. Lo cierto es, que los
problemas sociales que habitan en estos espacios pasan a ser meras retóricas usadas
como armas arrojadizas por los políticos durante las elecciones, donde evidentemente,
votamos nuevamente por un alcalde que se preocupa más por la arquitectura
concreta que por la arquitectura humana de la ciudad, perdiendo con ello de vista
la promoción de los valores cívicos que entre muchas cosas permitan la
convivencia, mientras esto sucede, los ciudadanos se acostumbran a actividades banales
que los encapsulan en lugares de confort y con ello pierden esa vista periférica que solían tener de la ciudad.
Por el medio de la calle, fue un exitoso festival de
carácter urbano que enlazó intervenciones urbanas con musicales y viceversa, luego de
ocho ediciones fue eliminado de la parrilla cultural del municipio Chacao.
Resulta, que este festival que a bases de ensayo y error conjugó azarosamente
la arquitectura concreta y la arquitectura humana de la ciudad, tenía su éxito
perforado por una feroz crítica vecinal que en definitiva decretó su final,
todo gracias, a un alcalde que para ganarse los votos de los vecinos decidió que resultaba más fácil eliminar que corregir, sobre todo, corregir los errores fundamentales
que repetían este festival en cada edición, como fue el hecho de verse
desbordados por exaltados jóvenes que necesitaban un evento de caracter lúdico para reencontrarse en esta ciudad, a la vez creyeron que este tipo de evento es una patente de corso para los excesos, lamentablemente, la entonces emergente Ruta de los
Museos tropezó exactamente con los mismos problemas de orden público, sobre
todo, la falta de valores ciudadanos, y aunque se desconoce porque fue
cancelado este ultimo, si debemos decir que ni los festivales ni los artistas
son responsables de la impredecibles conducta urbana, que la ciudad como
colectivo tiene que aceptar, que cuando fallan las estructuras morales de una
sociedad, el caos se alimentan de ella y, es en ese momento, que los eventos en
los espacios públicos y/o el arte urbano son confundidos como la
colectivización de la anarquía y el vandalismo justificado, y nunca se repara
en la gestión educativa que tiene la familia, los colegios y desde luego, los gobiernos locales, es decir, las
alcaldías.
Cuando
se realizó la llamada La Ruta de los Museos, no nos extrañó que
nuestros museos nacionales e instituciones culturales afines expandieran sus
actividades a los espacios público, lo han hecho en el
pasado a través de bienales y otros festivales. Lo extraño estaba, que
instituciones con una burocracia estética concebida con fines absolutamente
políticos y fundamentados en el dogma socialista, no se desprendieron de la cultura
capitalista del ocio y el espectáculo. Por lo tanto, La Ruta de los Museos no fue una estrategia cultural a favor de los museos sino que la cultura nacional no conoce otra manera de hacer las cosas, de hecho, la Ruta desapareció
de la agenda cultural, mientras, se mantiene fórmulas ideológicamente más
sustentable como el Filven la cual se agradece a pesar de la carga ideologica y otras formulas económicamente más "rentable" para el llamado Suena
Caracas.
Intervención de Taller de Bicicletas en la Ruta de los Museos 2012. |
Gracias a estos festivales urbanos, muchos artistas se distanciaron de las distintas
instituciones del arte para comprometerse con el debate público, es decir, hacer arte desde la misma
ciudadanía, entendiendo cada vez mejor a la ciudad. Este hecho nos
obligar a reflexionar ante la idea habermasiana de que lo público en las
sociedades contemporáneas no está dado, sino sustraído, por lo tanto su
construcción es una tarea. Posiblemente, los artistas cada día se hacen más
conscientes que las instituciones museísticas carecen de la versatilidad y la maniobrabilidad
necesaria para mantener su indiscutida hegemonía, sintiendo que el arte es un
servicio público que sale de cualquier control museal para hacerse presente en
las calle, donde conviven con la ciudadanía, exponiéndose directamente al público como una obra que se expone a las inclemencias
climatológicas hasta deteriorarse o lo que es mejor, cediéndole la posibilidad
a un renovado arte que le otorgue al espacio intervenido una remozada lectura. Aunque
no es absolutamente cierto, que los artistas urbanos conservan ese espíritu de
vanguardia y de solidaridad grupal que suelen perder aquellos artistas que son
arropados por las galerías, es muy cierto, que el uso de la calle ha enhebrado
al tejido artístico con el análisis social y que ese espíritu crítico muy
propio de las vanguardias y de la legitimación del arte apoya profundamente
cualquier iniciativa ciudadana como la realizada en las Puertas Abiertas del
barrio el Calvario en el Hatillo. A favor, de los festivales y de los distintos
eventos que asumen la calle como un escenario necesario, se podría decir, que los ciudadanos
paulatinamente se han acostumbrado a mira con mayor tolerancia al arte urbano, pero
también a verse con mayor tolerancia a si mismos.
Intervención realizada durante el puertas abiertas de El Calvario 2017. |
Ahora mismo, donde había festivales crece la hierba, es
decir, Caracas es una ciudad sin festivales notables al aire libre. Esta es una urbe sin
eventos masivos que rompan con la cotidianidad citadina, que
revisen y amplíen los compromisos con la esfera de lo público a la vez que generen nuevos espacios públicos. Ahora
mismo, es cuando la ciudadanía deber imponerse, sobre todo, adelantarse a la
ciudad imaginada por los poderes político-urbanísticos, porque los festivales
son los espejos de la ciudad, que sin tener que entrar en el dilema de querer cambiar
a la sociedad o tener la capacidad de poder cambiarla de verdad son el
reflejo que nos muestra la ciudad, el arte y la ciudadanía. Desde luego, estos
eventos apoyan por igual a los colectivos ciudadanos y artistas en su
proyección, a la vez que apuntalan a cada ciudadano en la necesidad de tomar
conciencia de su urbanidad. Por lo tanto, podemos concluir que de Por el medio
de la calle y de la Ruta de los Museos pasamos a la nada.
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