domingo, 16 de diciembre de 2018

Arte feminista o arte que se nutre del feminismo.







Cartel de Barbara Kruger



En la década de 1970, la francesa Olympe de Gouges fue reconocida como precursora del feminismo, por presentar en 1791 en época de revolución francesa la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana", la cual reivindica a una mujer libre e igual a los hombres en derechos, asimismo, denunciar al hombre como el único ser vivo que busca someter a su compañera, que es un déspota que sólo tiene por objetivo extender su imperio. Estas afirmaciones fueron respuestas a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en la que se olvida y aparta a las mujeres. Desde aquella ignorada declaración que llevaría a su autora a la guillotina, las leyes poco a poco han venido empoderado a las mujeres desde el último siglo, aún así, los problemas de las mujeres no se han detenido. Naturalmente, movimientos gremiales como “Me Too” han visibilizado las agresiones que enfrentan las mujeres en el trabajo, por lo que queda claro, que la problemática femenina no se maquilla ni se reparan con cirugía cosmética, sino con una profunda construcción del sujeto social femenino en la sociedad con modelos patriarcales, mientras eso pasa, las mujeres siguen temiendo episodios como el ocurrido en la víspera de Año Nuevo del 2015, cuando se presentaron múltiples casos de agresión sexual, robos y violaciones en muchas ciudades alemanas, sobre todo, que el femicidio, la esclavitud sexual o prostitución infantil sigue presente en pleno siglo XXI.





Performance Guerrilla Girls.




Dentro de las muchas desgracias por la que pasa las mujeres, es importante resaltar el acoso y las agresiones sexuales que sufren las migrantes venezolanas en los distintos países de acogida, lo que demuestra que en Latinoamérica son muy pocos los avances en la apertura cultural, particularmente, en esos que resaltan valores feministas. Lo preocupante es que esta es, una doble desgracia, porque la misma sociedad venezolana ha permitido y permite la cosificación de sus nacionales, todo gracias a concursos de belleza, que ha promocionado al país como “el país de la belleza”, a la vez de colocar a sus mujeres a la par del petróleo, es decir, un producto de exportación, considerándola un objeto y no un sujeto, lo que soslaya, claramente, el rol, talento y profesionalidad de las mismas. Por otro lado, es irónico ver como las mujeres cuestionan la participación del transgénero Angela Aponte actual Miss España, quien se reafirma y se declara "salvadora de miles de transgéneros" por exponer femineidad en una plataforma como Miss Universo. Esto sin dudas, divide posturas entre las mujeres que tienen una mirada esencialista de lo femenino que considera invasiva esta participación y las mujeres reformistas que a pesar de rechazar las plataformas bellezas, tibiamente validan esta presencia para no caer en exclusiones sexistas. Probablemente, desde el espacio de arte, es más común encontrarse con mujeres que debaten sobre el feminismo, mientras, otras prefieren el silencio como patrimonio. Entre las artistas siempre hay una especie de intriga híbrida, que puede partir desde el cuestionamiento a una Frida Kahlo por su turbia relación de sufrida tolerancia con Diego Rivera a la veneración a Susan Sontag, ensayistas y una de las representantes de los movimientos contraculturales más brillantes del siglo pasado, que curiosamente, su faceta menos conocida es la de feminista.




Intervención Jenny Holzer.



El arte feminista es bastante complejo y extenso, a pesar de ello, sigue siendo el desheredado del arte que comúnmente conocemos, y esto ha hecho que artista como Yoko Ono, a estas alturas siga siendo más conocida como la esposa de John Lennon que separó a los Beatles, que como una protofeminista. El arte feminista al igual que el activismo político creció y se fortaleció a finales de los años 60, pero no sería hasta los 80 que este arte se apoya en los esfuerzos de distintos movimientos feministas para tomar la calle y hacerse más visible dentro de la sociedad, artistas como Barbara Kruger, Suzanne Lacy, Jenny Holzer, Guerrilla Girls, entre otras que en mayor o menor medida, asumieron la calle como una herramientas necesaria para un arte claramente político que resaltaba todo por los que tenía que sortear las mujeres en el siglo XX, como la violación, el racismo, el sexismo o las condiciones inequitativas en el trabajo o la educación. Obviamente, esta práctica artistas a favor de la mujer buscaba también sacudir los cimientos dentro de la historia del arte, porque si bien esta prácticas feministas eran una denuncia y un reclamo, no deja de ser arte, sobre todo, que toca temas y géneros al igual que los hombres, solo que al ser realizado por mujeres subvierte valores y cuestiona al mismo arte como parte de una sociedad patriarcal, pero también demostraba que el discurso feminista en el arte a menudo se le bajaba el tono o se disipaba en los museos.





Acción colectivo Femen



Indiscutiblemente, el feminismo se trata de deconstrucción, que parte desde la misma feminidad expresada en canon de comportamiento y la publicidad que cosifica a la mujer, desde luego, es incómodo al sublevarse ante el sistema y las normativas sociales, políticas y religiosas. Lo más importante, es que hace visible el modelo patriarcal y el desplazamiento del género, que como una especie de xenofobia, margina por miedo a la diferencia, al extraño, al otro. Desde luego, el arte es un estupendo medio para ese fin, por cuestionar, por subvertir la realidad y por construir identidades. Por lo que, este feminismo puede encontrarse en la autovalidación de la creación femenina, en lo que se denomina “des estética feminista” que expresa la reivindicación o la transgresión del aporte del feminismo a la teoría crítica del arte contemporáneo. También podemos encontrar el “posmodernismo de resistencia feminista”, que trata de romper con la visión del cuerpo de las mujeres como un tema inseparable de las artes visuales de todas las épocas, desde luego, cuerpo visto a través de la mirada masculina que trata de captar y presentar la femineidad exclusivamente ideal, como objeto sexual, o que trata de examinar, a través del cuerpo femenino, temores, deseos y erotismo propios. Pero el cuerpo desde una interpretación en clave feminista pudo haberse perdido en los controversiales performance de Milos Moire o en las acciones del colectivo Femen. Por lo que hay que tener presente a Mary Kelly ​artista conceptual estadounidense, además de feminista, escritora y profesora, quien afirma que “el llamado arte feminista no existe, sólo hay arte que se nutre de distintos feminismos”. Sea lo que sea, las mujeres, aún en nuestra contemporaneidad, son consideradas objeto, no sujeto de las artes visuales, por lo que parte de ellas que esto no continúe.





Performance de Milos Moire.


jueves, 13 de diciembre de 2018

Boa Mistura: Color, poesía e irreverencia.











Luego de observa un intervención Luz na vielas realizada por el Boa Mistura en una favela de Vila Brasilandia, Sao Paulo, con palabras como Verdad, Belleza, Firmeza, Orgullo, pensamos que este era uno de los tantos magníficos colectivos artísticos que tiene Brasil, tampoco nos sorprendió que fueran españoles, lo que si nos sigue sorprendiendo es su capacidad de sorprendernos con cada una de sus creativas intervenciones. Por cierto, Boa Mistura significa buena mezcla en portugués.







La última intervención de Boa Mistura en el 2018, se realizó en el patio de la biblioteca de La Térmica en Málaga, donde el equipo multidisciplinar de estos artistas elaboraron una intervención llamada El Patio del Tiempo, que se estrenará el  14 de diciembre, donde han convertido 400 metros cuadrados del patio exterior de La Térmica, en un colorido mosaico geométrico inspirado en el arte mozárabe, que habla de la identidad de Andalucía. El colectivo también impartirá la conferencia El arte como herramienta de cambio social, en la que explicarán este proyecto y compartirán las experiencias de sus casi veinte años de actividad, donde han desarrollado proyectos en más de 30 países.








Pero quienes es este colectivo que con sus intervenciones ruedan y se consagra a nivel mundial. Pues, son cinco madrileños que discurrían por la capital del reino buscando paredes libres para realizar graffitis o como ellos mismo dicen "Tatuando la ciudad". Algunos coincidieron en la guardería otros en el instituto, pero definitivamente, sería el barrio o las calles donde se tropezaban habitualmente, cuando realizaban pintadas urbanas y creaban sus propias firmas dentro la ecología del Street art. Esto es anecdótico, porque basados en nuestra propia experiencia, España como muchas partes de Europa, es muy común que los jóvenes estudiantes de arte conformen colectivos artísticos, para luego, emprender camino en solitario, no fue así con Boa Mistura, ellos: Pablo Purón, Pablo Ferreiro, Javier Serrano, Juan Jaume y Rubén Martin en el 2001 eligieron unirse, para más que intervenciones urbanas, realizar poemas visuales y arte social urbano.










Las intervenciones de Boa Mistura están comprometida con el espacio urbano pero también con los viandantes, estas son una bocanada de aire fresco para la ciudad asfixiada, son tipografías en algunas ocasiones, en otra coloridos poemas que otorgan aliento, en fin, son mediaciones que iluminan la cotidianidad urbana. Sus intervenciones son transitorias como las realizadas en el proyecto de 2014, “Te comería a versos“, realizado para humanizar la ciudad, donde intervinieron clandestinamente en 32 pasos de cebra de Madrid pintando en el borde de la calzada versos sacados de canciones. Es importante resaltar, que las acciones de este colectivo son concertadas, permisadas con las autorizaciones necesarias, pero si eso no pasa, igual la realizan, clandestinamente y a cara descubierta, buscando la aprobación y la sonrisa de la ciudadanía a pesar que esta acción representa una sanción disciplinaria por parte de la policía, aunque ellos, admiten que la policía como ciudadanos que son, suelen observar la intervención, preguntar y convencerse, que un muro ruinoso queda mucho mejor con los colores de un graffiti poético, por lo tanto, les dejan finalizar.











Para la Bienal del Sur en Panamá de 2013, este colectivo intervino con la ayuda de los vecinos de las 50 viviendas del edificio Begonia I en el humilde barrio de El Chorrillo, donde más de 2.000 metros de fachada fueron pintadas, llevando este accionar al arte social urbano porque implicó a la gente en la mejora de su propio espacio vital. “Somos Luz“, fue el mensaje para darle valor al concepto de comunidad y recordarles que cada uno de esos vecinos tiene un valor incalculable.








En el 2017, este colectivo tuvo la oportunidad de intervenir más de 5,000 metros cuadrados en fachadas de edificio, muros y suelos en la Colonia Infonavit Independencia, en Guadalajara, México. Esta impresionante intervención plasma la cosmovisión de grupo étnico wisárika, también reflejan parte de la identidad mexicana, a la que se une tres palabras en las fachadas de los edificios; “Fui, Soy, Seré“.









Boa Mistura es un colectivo multidisciplinar muy competente capaz de enfrentar pequeños y grandes retos, y esta disposición los han hecho un valioso elemento para la historia del arte urbano mundial, a la vez, que les deja una apretada agenda que afortunadamente han permitido que su marca reflexiva, colorida y de cierta irreverencia se vean en los espacios urbanos de Madrid, Berlín, Venecia, Vigo, París, Milán, Barcelona o ciudades tan distantes como Nueva Delhi o Ciudad del Cabo. Pero también, este colectivo español han honrado las calles de América con intervenciones en Colombia, Panamá, Cuba, México, Chile, Brasil, Estados Unidos y Perú.








Actualmente, este colectivo no cuenta con dos de sus integrantes originales, desde luego, esto no los ha desalentado a seguir adelante, porque siempre se están inventando una y cuando se encuentran en Madrid, en su centro de actuaciones en el local de Conde Duque en Madrid, se dedican a realizar talleres, diseñar y darle sentido poético a nuevas intervenciones como la que se presentará este diciembre en la biblioteca de Málaga o su muestra en el MAXXI - Museo Nacional de las artes del siglo XXI dedicado al arte del siglo XXI en Roma. Sus obras pueden apreciarse en su Instagram.





miércoles, 12 de diciembre de 2018

Del museo a la calle, de la calle al museo.










Se cuenta que Abby Aldrich Rockefeller, una de las fundadoras del MOMA a principios del siglo pasado, tenía como principal objetivo crear un nuevo museo, con el fin de evitar tragedias como la sucedida al pionero de post impresionismo, el holandés Vicent van Gogh, quien se quitó la vida a los 37 años sin poder vender una sola de sus hermosas pinturas, sobre todo, de contar con ese aliento que produce el ser reconocido, en su caso, como el genio que era. La idea de la Sra Aldrich con este nuevo tipo de museo, era la de reducir los tiempos de recorrido que lleva de la creación de una obra y la aceptación de la misma por parte del público. Evidentemente, esa distancia se ha reducido, gracias a la atenta eficacia del sistema de promoción y difusión de los museos de arte contemporáneo. Por ello, cada día se muestran ante el gran público artistas cada día más jóvenes, que acceden al mercado con aciertos y desaciertos.





Noche estrellada de Van Gogh en el Moma




La pregunta es, el mercado del arte es un artificio que explota y pone precio al valor estético o artístico de una obra, hecho que al parecer ni los mismos museos son capaces de controlar, por tanto, estas instituciones museológica solo se dedican a legitimar, las obras de artistas millonarios pero poco relevante en la historia del arte tales como Damien Hirst. Tomando también en cuenta, que un gran porcentaje de las obras adquiridas por estos museos de arte contemporáneo permanecen almacenadas y que muchas no saldrán jamás a una sala en tanto el artista tenga los recaudos que lo legitime ante el público y/o la historia. No cabe duda, que estamos ante la pescadilla que se muerde la cola. Por lo que muchos serán los llamados y poco los elegidos, y esos artistas emergentes presentados como promesas, tener una obra en la colección de un museo no le garantizara nada, lo que nos lleva nuevamente a la idea de Sra Aldrich sobre evitar tragedias.





Escultura de Damien Hirst, 1991, vendida por 8,5 millones de euros al millonario estadounidense Steven Cohen.




Ahora mismo, es muy común encontrar artistas urbanos que luego de patear calle desplegando sus obras, sean parte del mercado, como también, pasa que muchos artistas visuales que han rechazado como medio de difusión el sistema galerístico, para apostar por la calle, como es el caso, del artista conceptual francés Daniel Buren, que radicalizó el ejercicio de la pintura a partir de una serie de “Manifestaciones” que desarrolló junto a Mosset, Parmentier y Toroni a fines de los 60, las cuales consistieron en deconstruir las formas tradicionales de exhibición pictórica para cuestionar los dispositivos institucionales que le otorgan significado y valor simbólico. La primera “Manifestación”, realizada el 3 de enero de 1967 en el Salón de la Jeune Peinture en el Museo de Arte Moderno de París, consistió en que luego del montaje de sus respectivas obras los cuatro artistas descolgaron los cuadros del muro para dejar en su lugar el texto: “Buren, Mosset, Parmentier, Toroni no exponen”. El resultado sería el vaciamiento de su contenido para quedar reducida a “lo que queda”, es decir, la pintura sería el residuo o resultado de la resta de todos los dispositivos culturales que le dan valor, quedando solo presente su condición tautológica algo que llevaría a Buren a la integración de arte contemporáneo y el espacio arquitectónico, es decir, la calle.




affichage sauvage, intervención urbana de Daniel Buren, Paris, 1969.




Por lo anteriormente relatado, encontraremos a muchos artistas urbanos que han logrado un gran éxito comercial, parten de la siguiente ecuación, en primer término de un reconocimiento sin mediadores del gran público, desde luego, este reconocimiento viene de los viandantes. En segundo término el mercado, que se le hace fácil potenciar comercialmente este primer reconocimiento y en tercer término, están los museos, que como institución han entendido que el reconocimiento del arte urbano, se debe a que este género es un servicio público que ha calado en la cultura general, que más que un objeto de colección o regodeo museístico, aunque, esto último no se descarta, le permite a este organismos convertirse en un hub cultural que le permite contar con un renovado público.





Intervención de Daniel Buren, Palacio real de París, 1986. 




Efectivamente, los museos de arte contemporáneo han positivado sus logros y su capacidad de evolución, se han flexibilizado, arriesgando y comprometiéndose profundamente con la cultura urbana que se genera en nuestros tiempos, y aunque suene como un absurdo que el arte urbano tenga un museo cuando su hábitat es la calle, el mayor museo de arte urbano del mundo abrió sus puertas el año pasado en Berlín bajo el nombre Urban Nation Museum for Urban Contemporary Art. Debemos entender que los museos al igual que las obras y los artistas no son un fin último, porque algunos más y otros menos forman parte de esta sociedad del espectáculo. Si a bien, es indudable que los museos han reducido la distancia obra – público, nos preguntamos si estas instituciones han dejado de hurgarse el ombligo y existe en estas la compresión que la cultura urbana es en esencia común, cercana y espontánea es un servicio público, si esto no es entendido por los museos, que el reconocimiento del arte urbano siga siendo la calle.  





Fachada intervenida del Urban Nation Museum en Berlín.

Gentrificación y Arte Urbano: receta desleal.







Hace tres años atrás se realizó el documental Right to Wynwood que relata la transformación de Wynwood, barrio de Miami donde residía gente de bajo estrato compuesto en su mayoría por una comunidad puertorriqueña que le otorgó el nombre de Little San Juan y, que fue barrido por un huracán llamado gentrificación apoyado por el festival de murales Wynwood Walls el cual es la cara amable y cultural de un desalojo. Lo cierto es, que la gentrificación se ha convertido en un tema muy debatido en Miami a medida que la reurbanización llega a vecindarios de bajos ingresos como Little Haiti y East Little Havana. Desde luego, esto nos lleva a la interrogante de cuál es el beneficio del arte urbano a la estética degradada de un barrio cuando este es usado como un malvado recurso para justificar el desplazamiento de sus vecinos.




La gentrificación es un anglicismo derivado de gentrification y del término gentry, que se traduce como una clase social en su origen británica, constituida por nobleza baja y media -como barones y caballeros-, hombres libres y terratenientes, es decir, trata de una burguesía tradicional. Pero en la praxis, la gentrificación no favorece a los hijos de vecinos, tampoco favorece al arte urbano al ser este un medio que lo difunde y lo promociona. El arte urbano sirve de mera herramienta para una componendas injustas, que expulsa a ciudadanos de bajos recursos, a la vez que otorga una pérdida de la identidad del barrio para darle lugar a una nueva realidad, interpretada por el neologismo elitización residencial.




Existen diferentes corrientes teóricas urbanísticas  que respetando la premisa del cambio gradual de población que normalmente debe suceder en cualquier zona residencial, esto no siempre se debe a la economías más acomodadas de sus residentes. En muchos casos, son ellos lo que deben de actuar y que el arte urbano a través de la elaboración de murales acordados puede resultar una estupendo instrumento para atraer a la espléndida inmigración,por ejemplo, al turismo low cost y al fenómeno de las plataformas Airbnb como sucede en Ciutat Vella, en Barcelona. Asi como tambien, hacer de los barrios un atractivos reclamos cultural para hipsters y millennials emprendedores que tengan la capacidad de darle una vuelta de tuerca a la zona que habitan.




El proceso de cambiar un vecindario, hasta el punto, de expulsar a los vecinos de toda la vida y sustituirlo por otros más rentables, sucede en todas las ciudades del mundo y ocurre por igual en zonas residenciales como en áreas industriales absorbidas por la expansión de la ciudad como sigue pasando en la ciudad de Nueva York con Brooklyn. En ambos casos, siempre se produce el virtual desplazamiento de los inquilinos que vivían allí por otros con mayor poder adquisitivo, de menor edad e incluso diferentes realidades sociales. Desde luego, este entramado inmobiliario trae consigo el alza de precios que impiden la renovación de los alquileres con bajas rentas o recurren a métodos no tan limpios, pues en muchas ocasiones para forzar la resolución del contrato, apelan a la falta de mantenimiento y el deterioro deliberado y a la imposibilitar de que el inquilino haga el pago de la renta, en estos casos, el arrendatario es solo la punta de iceberg, porque siempre encontremos una tupida trama sumergida con numerosos agentes inmobiliarios implicados, que se enriquecen en muchas ocasiones ilícitamente en nombre de la recuperación de un barrio.





El mercado inmobiliario suele ser sutilmente implacable en este sentido, siempre comienza por hacer más atractivo al barrio, rehabilitando espacios e edificios al recuperarlos y en definitiva, a modificarlos en la fisonomía urbana. También es común que usen la estrategia del deterioro, para forzar el abaratamiento y comprar a menor precio. Tenemos que tener en cuenta, que para dinamizar y aburguesar un barrio juega un papel importante el concurso de las administraciones públicas y las empresas privadas. Por una parte, los entes públicos permiten las inversiones para la mejora de espacios urbanos y culturales, por tanto, otorgan permisos, rehabilitan espacios urbanos y culturales, asimismo, permisan modificaciones urbanísticas que en definitiva llevan a un cambio en el uso del suelo. Por su parte, los entes privados, otorgan el dinero para la inversión de promotores inmobiliarios, para la apertura de negocios como tiendas y restaurantes acordes a las demandas de futuros vecinos. Al final, compran barato, venden caro, muy caro. En esto del ganar- ganar, ellos ganan, los antiguos residentes pierden y el otrora barrio obrero pasa a ser una colonia bohemia.




La gentrificación es un hecho urbano que está cubierto por un velo y cuando la contemplamos en su desnudez es demasiado tarde para actuar, pero también el arte urbano también ha servido a los habitantes para develar propósitos, como también ser elemento que apoye la denuncia y resistencia, tal como sucedió con el Festival Portes Obertes del Cabanyal donde vecinos de este barrio marítimo que se encuentra en la ciudad de Valencia en España, cedieron sus fachadas y abrieron sus casas a las intervenciones de artistas venidos de todas partes, para a través del arte visibilizar el entramado inmobiliario que deseaba desalojarlos. Lamentablemente, no pasó lo mismo con el Festival de murales Wynwood Walls. Por lo que podemos finalmente decir, que la gentrificación junto al arte urbano es una receta desleal para los vecino de un barrio, porque si bien, el arte urbano sirve a víctimas, también esta al servicio de los victimarios.




lunes, 10 de diciembre de 2018

De las ratas de Blek a las de Banksy.











En una pasada nota comentamos la autodestrucción de la obra de Banksy que previamente la casa de subasta Sotheby’s de Londres había vendido en algo más de un millón de euros. Esa acción a claras luces, le mostraba al mundo cómo este enmascarado artista del arte callejero que subvertía las calles deja de ser un marginado para formar parte del pomposo mercado del arte. De hecho, y sin ánimo de sancionar a Banksy por abandonar sus propios ideales, suponemos que ahora la subversión está de moda y es un objeto de decoración de diseño contemporáneo para el hogar que se encuentra a la venta en IKEA. Lo triste, es que esas acciones irreverentes que llevaron a Banksy al estrellato del arte urbano, sigue siendo los ideales que inspira a muchos artistas urbanos condenados por vandalismo.  










Afortunadamente, Banksy fue honesto al afirmar "que cada vez que pinta algo y cree que es original, se da cuenta de que Blek le Rat lo hizo mejor que él y veinte años antes", algo que es muy cierto. Porque podemos observar que Banksy transcribe obras de Blek le Rat incrementando el enfoque estético, visual y figurativo, a la vez, notamos como referente los mismos conceptos creativos utilizados por Blek. Ambos artistas utilizan el esténcil, como también persiguen la realidad a través de mensaje subversivo y la denuncia donde coinciden en condenar temas como la guerra, la inmigración, la pobreza, la alienación de la sociedad a través de un lenguaje directo y de fácil comprensión, desde luego, están las ratas. Lo que deja claro, que para entender el trabajo y la evolución creativa de Banksy es necesario pasearse por la inspiración artística en Blek le Rat.










En cuanto a Blek le Rat, empezaremos por decir que este parisino nacido en 1952 tiene la paternidad compartida del Street art de este planeta, es el pionero de la técnica del esténcil durante la década de los 80 y que su vida, a diferencia a la de Banksy, no tiene ningún misterio. Su nombre es Xavier Prou, y su apodo surge por Blek le Roc, una serie de cómics italianos sobre la guerra civil estadounidense, y un juego de palabras entre rat y art. Es importante, señalar que este artista tiene el privilegio de ser uno de los responsables, sobre todo, en Europa, de que el arte dejará de estar ligado a los museos y galerías de arte.










Blek creció en un barrio privilegiado, en el seno de una familia culta y estudió en un colegio privado de prestigio, su aprendizaje en grabado, litografía y pintura viene de la Ecole des Beaux Arts de París. Sus estudios en arquitectura lo realizó en L’Ecole Nationale Supérieure des Beaux-Arts y este le ayudó a entender la ecología urbana. Como irreverente burgués se vio influenciado por profesores trotskistas que lo encaminaron por el sendero de la política y la conciencia social. Su encuentro con la técnica de la plantilla, se debe a que esta fue utilizada como herramienta de propaganda en las revueltas parisinas del 68 donde la Ecole des Beaux Arts jugó un papel importante, a esto se le une y como el mismo Blek afirma, el hecho de haber conocido la técnica en Padua, en un viaje con sus padres a principios de los 60 donde observó el resto de la propaganda política de la segunda guerra mundial la efigie de Mussolini ejecutada con plantilla, como también la venida del movimiento punk y las serigrafia colocadas en la calle por el artista  Enerst Pignon – Ernes de mediado de los 70.









Blek conoció el graffiti en una visita que realizó a Nueva York en 1971, una experiencia que dejó una importante huella en el artista, también es probable que este artista tuviera conocimiento de las intervenciones del Proyecto Rat Patrol de Christy Rupp, que a partir de 1979, pego imágenes de las ratas por Nueva York, lo cierto es, que diez años después, trató de emular el graffiti neoyorquino en las calles de París a partir de 1981 con el ideal de la democratiza el arte.




Proyecto Rat Patrol de Christy Rupp




Las obras de Blek se popularizó a partir de la publicación de Le Monde en noviembre de 1986 por un artículo titulado L’ecole de Blek le Rat (La escuela de Blek le Rat). estas obras se distinguieron por su sátira y su fuerte carga social y política, sin descuidar la exaltación de la belleza. Para aquellos 80 la presencia de arte urbano en la calle era escaso, no obstante, París fue invadido por el graffiti en los 90 con más intensidad que otra ciudad europea, ante esto, y el notable cambio del clima social, Blek se desvanecerse de la escena urbana que había encabezado.










Podemos identificar en muchas de las obras de Blek al igual que la de Banksy la metáfora de la rata, un pequeño roedor que sobrevive y alienta a tomar el control de la ciudad. En una entrevista que dio Blek al The Independent, dice  “Para mí, esta idea se ha convertido en una obsesión. Se trata de un levantamiento, una señal de rebelión. Es nuestra revolución”.










No hay que ser un exceso conocedor de arte urbano para ver el paralelismo existente entre las obras de Blek y la de un opulento y mediático Banksy. Pero no es disparatado decir que gracias Banksy las obras de Blek han sido reivindicadas, porque es un hecho, la presencia mediática y su incorporación al mercado del arte de las obra coleccionable de Blek, que consiste en cuadros ejecutados con plantillas equivalentes a las usadas en su obra de calle entre otras obras gráficas.la ironia es que de ser el artista que provocó que el arte dejará de estar subyugado a los museos y galerías de arte, ahora estas piezas se han mostrado en museos tan emblemáticos como el centro Pompidou de París, a lo que se debe agregar que la afamada editorial especializada en arte y libros ilustrados Thames & Hudson publicó un volumen monográfico sobre Blek en mayo de 2008, por lo tanto, no hay ninguna duda que ahora mismo Banksy y Blek comparte algo más que ratas.