sábado, 22 de agosto de 2020

"Queremos volver a ver a Banksy en Palestina"

 


El pasado Viernes 21 de agosto de 2020 el diario británico The Guardian recogía un pequeño pero sentido homenaje a Banksy, con la exposición sorpresa de imágenes de las intervenciones de Banksy en una doliente Palestina. En ella se exhibieron fotografías de 20 obras de arte de Banksy.

En el centro de Belén se exhibieron fotografías de 20 obras de arte de Banksy en Palestina como agradecimiento al artivista callejero británico anónimo por apuntalar y ayudar a diversificar el turismo en esa ciudad. Las imágenes fueron recopiladas por varios fotógrafos palestinos para esta exposición en Manger Square a pocos pasos de la iglesia de la Natividad.

Los artistas de Gaza escribieron las palabras "Gracias Banksy" en la arena en un tramo de playa para coordinar con la exposición en Belén, tomando en cuenta que cuatro de las obras de Banksy se encuentran en Gaza.

“Banksy siempre nos sorprende y hoy queremos sorprenderlo”, indicó el coordinador del evento, Yamen Elabed, en un mensaje de video a Banksy. Elabed que trabaja en el sector de turismo dijo también que armó la exposición "para mostrar a Banksy que estamos agradecidos por el apoyo". "Solo quiero que el mensaje de agradecimiento llegue a Banksy... quien ha sido de gran ayuda a nuestra economía con el turismo 'alternativo'".

Bien es conocido que el turismo en Belén, está basado en turismo religioso al ser esta ciudad un importante destino de peregrinaje. Los turistas por lo general sólo están al tanto que la ciudad de Belén es el lugar donde nació Jesús y se encuentra la Iglesia de la Natividad, pero la idea de Banksy también es mostrar que allí viven 3 millones de palestinos. En toda Cisjordania así como Belén las visitas se han detenido a raíz de la pandemia, lo que ha significado un golpe devastador para la economía basada en el turismo. Mucha gente ahora se encuentra sin trabajo, con el cierre de hoteles, tiendas de souvenirs, muchos restaurantes, empresas de turismo y falta de trabajo para guías turísticos.

El mes pasado, Banksy subastó tres pinturas por 2,2 millones de libras esterlinas en Londres y donó las ganancias a un hospital en Belén.

Cerca de 300 personas visitaron esta exposición al aire libre. Casi todos eran habitantes locales, ya que la pandemia ha significado la llegada de menos turistas. Por lo que cada visitante recibió una máscara facial gratuita decorada con un estampado de Banksy a su llegada.

Desde que apareció su primera obra de arte en Palestina hace 15 años, Banksy se ha convertido en una parte clave de las atracciones turísticas de la ciudad: su hotel Walled Off, establecimiento ideado y financiado por el artista callejero británico para denunciar la ocupación israelí de los territorios palestinos del cual afirma ofrecer la "peor vista de cualquier hotel en el mundo" a un flujo de huéspedes internacionales desde su apertura en 2017.

No obstante a estas iniciativas, Banksy tiene sus detractores, que le han acusado de trivializar el conflicto palestino-israelí al proporcionar una distracción no deseada del trabajo de los artistas locales. Tanto palestinos como israelíes han criticado aspectos de su arte. Sin embargo, encontramos palabras como la de Abdelfattah Abusrour, director general de Alrowwad Cultural and Arts Society, una organización artística con sede en el campo de refugiados de Aida en Belén, que dijo “Aprecio profundamente a Banksy como artista y amo su trabajo”. Pero “algunos cuadros parecen ingenuos, como la pelea con almohadas”, dijo. "La lucha nunca fue entre personas como individuos, sino contra un sistema... mientras haya ocupación e injusticia, tales 'declaraciones' son irrelevantes y no respetan el sufrimiento de los oprimidos". Abusrour a lo cual agregó: “No recibimos ni un centavo del hotel Walled Off . “No me gusta que mi causa como palestino sea explotada como negocio, aunque aprecio el trabajo de Banksy”.

Los visitantes de la exposición de Belén estaban entusiasmados con la participación del artista. “Gracias Banksy por apoyar al pueblo palestino. Su arte es muy apreciado. Elabed dijo que el peligro en el que cree que se puso Banksy cuando pintó con spray por primera vez la barrera israelí de Cisjordania merece el respeto de los palestinos. “Fue un riesgo porque durante el primer levantamiento y el segundo levantamiento estaba prohibido dibujar graffitis en la pared. Mucha gente resultó herida o arrestada por hacer graffiti. Así que Banksy hizo mucho por los palestinos”.

"Queremos volver a verlo en Palestina". Finalizó.

domingo, 16 de agosto de 2020

La ciudad como patio de recreo.

 


Las ciudades han dejado de verse como un espacio monolíticos todo gracias a la versatilidad de los espacios, que se rescatan y se abandonan para ser de nuevo rescatados, espacios que al partir del siglo pasado comenzaron a liberarse del discurso políticos decimonónico o al menos dejaron de ser espacios dóciles a las ideología, también han impuesto un nuevo sistema de relaciones y han facilitado el tejido social, lo que ha servido para quemar puentes, esto se ha prestado para la conformación de nuevas tribus urbanas. Asimismo, las expresiones artísticas modernas han tenido a las ciudades como campo de juego y recreo que tiene como lugar las calle. Desde luego, estas expresiones se enfrenta con gente a favor y detractores, del mismo modo, su legalidad siempre estará ajustada al feroz escrutinio de aquellos ciudadanos que no tienen un visión periférica de lo que contiene históricamente los distintos movimientos de la cultura Pop. 


A pesar de que nuevos sistemas de relaciones que se han creado con los espacio galerístico, la gran aceptación, el arte urbano que en la actualidad se debe al muralismo el cual captura en un amplio repertorio de aquellas tendencias artísticas nacida en la modernidad. Aun así el arte urbano sigue chocando entre el arte y vandalismo invasivo, a pesar que muchos investigadores concuerdan que es un estilo artístico que nace gracias a las manifestaciones fenomenológicas y el rigor de la historia fundamental de las ciudades.


Como movimiento artístico el arte urbano, posiblemente pueden fecharse en los años 60 en la ciudad de Filadelfia, donde un grupo de artistas denominaron ‘bombing’ a la pintura con mensajes protesta o pertenencia sobre los muros urbanos. De allí se amplificó a la ciudad de Nueva York, específicamente al Bronx, donde cobra enorme fuerza y nace el graffiti, la historia del graffiti a pesar de ser reciente no está homogenizada debido a su carácter furtivo, siendo la documentación de Martha Cooper fotógrafa para el New York Post durante la década de 1970. Conocida por documentar la escena de graffiti de la ciudad de Nueva York de los años 1970 y 1980.  Lo que sí sabemos es que este movimiento está estrechamente relacionado con el movimiento punk importado de ciudades europeas como Londres y Ámsterdam, también se suele situar en la Nueva York de principio de los 70, como el epicentro de la subcultura que viajó a Londres al año siguiente, todo gracias Malcolm McLaren empresario y productor musical con ideales situacionistas.

1977 fue el año de la eclosión de esta subcultura sumergida, a partir de ahí, empezó la diversificación como  la otra cultura sumergida de los llamados Rude Boys/Ska que es una cultura callejera londinenses jamaicana de los años 60, que penetró especialmente en los mods. Unos diez años más tarde, un revival de la música ska reactivó algunas de las señas de identidad estilísticas de los rude boys, especialmente en los skinheads. Y a pesar que tiene algo que ver con la subcultura mods de los 50 que renace a finales de los 70, aunque la subcultura ska y rocksteady hacía un mayor uso de los sombreros, las gabardinas y los tirantes. La vertiente skin hacía un uso todavía más intensivo de los tirantes y de allí viene algunas de esas diferencias entre el graffiti europeo y el americano que en los 80 buscó marcar distancia al no encontrar muchos adeptos dentro de la cultura afroamericana que tenía realidades absolutamente distintas a de la sociedad caucásica europea. Estas realidades se vieron reforzadas con el nacimiento de los géneros musicales como el rap, el hip hop, el breakdance y el grafismo de lo que se denominó Wildstyle.


Si hablamos del Wildstyle podemos decir que es una forma complicada y compleja de graffiti. Debido a su complejidad, a menudo es muy difícil de leer por personas que no están familiarizados con ella, no obstante es la más común. Por lo general, esta forma de graffiti incorpora entrelazadas y superpuestas las letras y formas. Puede incluir flechas, puntas y otros elementos decorativos en función de la técnica utilizada. Las capas múltiples y formas que este estilo extremadamente difícil producir de forma homogénea, por lo que el desarrollo de un estilo original en este campo es considerado como uno de los mayores retos artísticos a un escritor de graffiti. Estilos del WildStyle comenzó a ganar fuerza por incluir un conjunto de flechas, curvas y cartas que se han transformado tanto como para ser prestados a los ojos enigmáticos de los grafiteros. Es una práctica común incorporar elementos 3D en las piezas, e incluso, transformar la estructura entera en tres dimensiones para agregar profundidad visual a la obra, Dentro del Wildstyle hay muchos subestilos por eso se han separado en dos categorías, El estático y el dinámico. Muchos artistas añaden sus propios elementos a sus Wildstyles y esto les hizo ganar respeto dentro de las distintas subculturas sumergidas de las ciudades.


Durante esos años ochenta, las fuertes medidas norteamericanas para reprimir este arte callejero, no tardó en aparecer en la costa oeste de norteamérica, en la ciudad de Los Ángeles donde el Wildstyle se hace más ecléctico y codificado al vincularse con la subcultura punk californiano y skaters, a la vez que el hip hop de los barrios marginado afroamericano de Los ángeles que deriva en el N.W.A. abreviatura de "Niggaz With Attitude" que ha mediado de los 80 crean el subgénero musical gangsta rap mucho mas agresiva, hostil y de alto contenido racial, a la vez conecta con el movimiento Chicano que también usaron este género musical y el arte urbano para crear identidad.


Durante la década de los 80, el arte urbano viaja de vuelta a  las ciudades europea como París, Berlín y Londres. En París el arte callejero se explaya con un renovado carácter, si bien es una ciudad de una exquisitez cultural el arte urbano se nutrió, desde luego de ese mayo francés y la poética del situacionismo y la periferia marginada de migrantes de las antiguas colonias, otorgándole a este arte una generación interesante de artistas, esto lo solidifica dentro de la cultura urbana de la ciudad luz. En el caso, de Inglaterra alcanzó su cumbre en la ciudad de Bristol. Para muchos investigadores ésta ciudad industrial dominada por la clase media trabajadora, esta ciudad encabeza el inventario de las 10 ciudades europeas con mejor cultura para el arte urbano. En los 90, aparece por primera vez en la Nueva York, lo que hoy realmente entendemos por hipster, que se expande a finales de los 90 y principios de esta década. Que si bien no tiene un vínculo directo con el arte urbano, suelen apreciarlo porque los conecta con su devoción a lo retro y la nostalgia, además esta elite se valen del arte urbano para ornar y gentrificar espacios urbanos.


A principio de los 80 aparece la película Wildstyle, cuando Charlie Ahearn contrató escritor de graffiti Dondi para pintar la 'ventanilla' pieza vagón de metro que aparece en la película. La película fue apoyada con documentación profunda de la época y de una subcultura que fue tomando fuerza por sí misma, la secuencia del título animado fue diseñado por el artista, Zephyr en 1982. El estilo salvaje mural fue pintado por Zephyr, Revolty y Sharp en 1983. Charlie Ahearn y Fab 5 Freddy comenzó a trabajar en la película de finales de 1981. Siendo estrenada en 1983, el enfoque era un híbrido de un musical narrativo y documental, con los pioneros de este movimiento que se interpretan a sí mismos, fue grabada en su totalidad en el sur del Bronx, el Lower East Side y el subterráneo del MTA.

La película Wildstyle o estilo salvaje tiene lugar en ese Nueva York decadente de los 80 y se centra en los artistas de graffiti, Zoro (interpretado por Lee Quiñones) y sus encuentros con un periodista de la parte alta llamada, Virginia (interpretado por Patti Astor, galerista que dio por primera vez lugar al graffiti en el mundo galerístico). Más que una historia, la película es notable por mostrar a varias figuras prominentes de la cultura hip hop y el graffiti tales como Starski , Fab Five Freddy, Lady Pink, El Cold Crush brothers y Grandmaster Flash entre otros. A lo largo de la película hay escenas que representan las actividades comunes en los primeros días de hip hop y las interconexiones entre la música, la vestimenta, el baile y el arte en el desarrollo de la cultura del hip hop ochentero. 


Evidentemente, el arte urbano forma parte de esa cultura Pop que ha usado a las ciudades como su patio de juego y recreo, esto también se ha evidenciado en las ciudades Latinoamericanas en los 90 donde sus calles han dejado de ser esos espacios de amor a préstamo para los viandantes, dedicadas principalmente a la economía informal, ya no son esos espacios ideologizados y panfletarios que solían ver nuestro padres en los 60. Ahora esas mismas calles son espacios fundamentales para la identidad y la negación política (nihilismo), también para la pertenencia, la integración y sentirse representado (activismo).

En Latinoamérica y en el Caribe el arte urbano y el reggaetón se han configurados como una nueva y autóctona subcultura urbana, que en ciudad como Medellín, en Colombia ha germinado en las zonas marginales que en los 80 era tierra abonada para el narcotrafico y la violencia, estos movimientos forman parte de una novedosa idiosincrasia urbana y cultura Pop de finales de siglo XX, y al ser el reggaetón una subcultura potable por estar fundamentada en lo musical, este se arropa con esto y aquello de otras subculturas como una cobija hecha de retazos. El arte urbano forma parte de ese retazo, algo bastante visible en las barriadas como La Comuna 13 de esta ciudad colombiana. Probablemente, los reguetoneros a ser una cultura emergente que toma de aquí y de allá, para encontrar una validación ante otras tribus urbanas, no ha de extrañarse que adopten al arte urbano como parte de su deriva estética como lo hizo la cultura del N.W.A de gangsta rap con hip hop de los 80, para llevarlo a su terreno como una especie de "latinos con actitud".


martes, 11 de agosto de 2020

Shepard Fairey: el artista detrás HOPE.

 



Frank Shepard Fairey, también conocido como OBEY es un artista urbano y diseñador gráfico de Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos Nacido el 15 de febrero de 1970. Con estudio en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Se ha hecho famoso por el icónico cartel con la leyenda "Hope" utilizado por Barack Obama durante su campaña presidencial y  varias gigantografías en la ciudad de París y Soho de Málaga, sus distintos carteles de propaganda política de mediados del siglo XX. Este artista, posiblemente está considerado uno de los mejores artistas urbanos o al menos, el más nombrado de los últimos años, luego de Banksy. Su firma artística, temática y estética viene a ser a menudo una mezcla entre caricatura y revival de la propaganda política, las ideas situacionistas y las revoluciones estético-filosóficas de los años 60, trasfondos temáticos muy comunes en el arte de finales de los 90 y principios del presente siglo. Fue uno de los primeros artistas urbanos de finales del siglo XX en propagar la técnica de pegatinas como intervención callejera. También tiene una línea de diseño textil, la colección OBEY en una tienda de Nordstrom.

Su situación como artista es un tanto debatida, Shepard Fairey es un artista gráfico y activista social estadounidense que forma parte del movimiento Street Art junto con otros artistas como Banksy  y Mr. Brainwash, por mantener su trabajos de diseño gráfico y publicidad en pugna con grandes marcas por un lado, algo contradictorio si tomamos en cuenta que OBEY es también una marca comercial y que cualquier intervención por más irreverente o solidaria que sea  remitirá a los consumidores a su marca, algo que sin dudas, rentabiliza y capitaliza en su productos OBEY. No obstante, Shepard se ha enfrentado a detenciones en diversos países por vandalismo urbano con sus intervenciones, siendo de esta manera un representante marcado de la discusión sobre el papel del artista y su ideología en el momento presente de la historia de las sociedades capitalistas. Reivindican el espacio público como espacio principal para la vida artística y cultural, proponiendo una crítica a la hegemonía estética y presencial de la publicidad.

Shepard Fairey, las primeras pegatinas mostraban una foto en alto contraste de André el Gigante, como mensaje sin contenido y con la principal intención de sorprender al viandante y espectador. Define este trabajo como "un experimento de fenomenología", que comenzó cuando repartía de forma gratuita estas pegatinas, convirtiéndose poco a poco en un icono de la cultura popular contemporánea. Ha realizado diferentes versiones del mismo tema, y también las ha incluido en exposiciones, pósteres, camisetas, diseños para estampados de patinetas, etc.

Otros de sus trabajos callejeros más destacados son los pósteres (paste up) de grandes dimensiones, con los que empapela paredes a la vista de los viandantes en diferentes países a los que viaja. En estos pósteres suele estar presente una temática política velada o una sugerencia de reflexión sobre los estereotipos de discusión estética, social o política. Su estilo está basado en parte en el cartelismo ruso de la era del comunismo y el arte pop, con elementos claros del cómic estadounidense. Entre los motivos de esta temática están las efigies de Lenin o del Subcomandante Marcos, aunque Fairey afirma no estar haciendo propaganda, sino buscar una provocación o un contraste.

Las obras callejeras más distintivas de Shepard Fairey son conocidas bajo el nombre de Obey. Como otros artistas de graffiti, este nombre sirve tanto para el acrónimo de la obra como para el pseudónimo de Fairey durante su ejecución. viene de una serie de pegatinas, con el rostro de André el Gigante (André The Giant) quien fue un luchador de wrestling y actor francés, de origen búlgaro cuya vida fue retratada por un documental de Netflix. Un concepto de Fairey empezó a hacer más presentes como crítica del sistema, y fue incluyendo la palabra OBEY = Obedece, sumando así mayor impacto y absurdo a la estética del tema.

"La campaña Obey puede ser explicada como un experimento de Fenomenología. Como el redespertar de un sentido de fascinación hacia el entorno de uno. La campaña Obey intenta estimular la curiosidad y atraer a la gente a cuestionar tanto la campaña como sus relaciones con quienes les rodean. Dado que la gente no está acostumbrada a ver anuncios o propaganda cuyos motivos no sean obvios, los encuentros frecuentes y noveles con la propaganda Obey provocan pensamiento y posible frustración, y en cualquier caso revitaliza la percepción y atención del espectador a los detalles."

Shepard Fairey como diseñador forma parte del gabinete publicitario "BlackMarket"(Blk Mrkt). Desde donde ha perfilado diseños para marcas conocidas, como Mountain Dew o Pepsi-cola, Adidas, Epitaph, patinetas Real Skateboards, y agrupaciones de renombre como Sepultura, , Black Eyed Peas, Dub Pistols, entre otros.

Su retrato de Barack Obama con la leyenda "Hope" fue utilizado por dicho presidente de los Estados Unidos durante su campaña presidencial. El cartel Hope se convirtió en icono y la revista Time no tardó en pedirle que hiciera una nueva versión para la portada de uno de sus números más esperados, el tradicional Person of the Year. Ahora mismo este cartel forma parte de la colección de retratos de la National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington. Sin embargo, este cartel que le lanzó a la fama, también marcaría una de las épocas más negras de su vida: debido a que en una semana se vio de frente con una demanda millonaria y una acusación que pedía para él alrededor de 83 años de cárcel por más de una treintena de delitos de vandalismo.

Shepard Fairey aparece en el videojuego Marc Eckō's Getting Up: Contents Under Pressure, además en un episodio de la temporada 23 de la serie Los Simpsons. También es conocida su aparición en la serie Padre de Familia cuando Peter Griffin pintaba la cara de André el Gigante en lugar de la imagen de la Capilla Sixtina.

Shepard creció en los 70, tiempo del punk rock, con letras y estética enardecida provocada por el conformismo, el desaliento, la opresión y la corrupción política. Esta irreverencia probablemente influyó en su estilo barroco, desordenado y ruidoso de algunas intervenciones, lo que definitivamente si, es que la subcultura punk le forjó la idea que el espacio público debía abrazar algo más que la mera publicidad comercial y la propaganda del gobierno, por lo tanto. Tenía que tener sitio para el arte, Shepard marca como referentes, el arte guerrilla al conceptualismo de Barbara Kruger, pasando por artistas políticos como Robbie Conal o Mear One, con quienes trabajó en un proyecto en contra de la política de George Bush. Pero lo más interesante de todo es acceder a su visión de un arte cada vez más mercantilizado, abogando claramente por la democratización del arte que considera posible gracias a las intervenciones urbanas.

Shepard se diluye en el filo del arte tradicional y el diseño de comercial y a través fomenta su particular estilo de crítica social a través de impresiones, murales, pegatinas y carteles en espacios públicos. “El arte no siempre pretende ser decorativo o relajante, de hecho, puede crear conversaciones incómodas y estimular emociones incómodas”, afirmó. Aun así este artista es criticado por su falso compromiso social al participar en eventos que era parte de una gentrificación como Wynnwood. A finales de los 80, Fairey creó André the Giant Has a Posse campaña de pegatinas, con una imagen estilizada del luchador André the Giant. Este proyecto fue la base de su serie Obey. 2008, crea la campaña de Hope donde retrata un retrato del entonces candidato presidencial Barack Obama, en rojo, blanco y azul. En 2017, el artista creó una serie de tres carteles, con retratos de mujeres culturalmente diversas, nuevamente usando un esquema de color rojo, blanco y azul, en respuesta a la retórica xenófoba del presidente Donald Trump.

Fairey actualmente vive y trabaja en Los Ángeles, CA. Sus obras están incluidas en las colecciones del Smithsonian en Washington, DC, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y el Museo Victoria and Albert en Londres.

Para conocer más las obras de este artista, le invitamos a seguir su Instagram @obeygiant.

lunes, 10 de agosto de 2020

La gentrificación y la democratización del turismo: una realidad urbana emergente.

 

 



El tema sobre la gentrificación y la masificación del turismo ya lo hemos tocado en varias oportunidades en notas anteriores. Pero es importante entender que la palabra gentrificación es una palabra emergente que va calando en una realidad igual de emergente. Debemos tener muy en cuenta que la gentrificación se ha transformado en un fenómeno global, pese a a ello, la gentrificación no es igual para todos, es necesario tener en cuenta las especificidades locales, regionales y nacionales para determinar cómo se desarrollan los distintos procesos de gentrificación en cada ciudad, debido a que las condiciones sociales, políticas y económicas varían marcadamente respecto una de otras, más aún de los países anglosajones y europeos.

Conocemos el dicho que reza "si un modelo tiene éxito, repítelo en todas partes ", pero también conocemos las dificultades y problemáticas que ocurren cuando un modelo desarrollado en otras geografías y en diferentes contextos se intenta adaptar y trasladar a las realidades urbanas. Sin embargo, es posible observar los términos que la gentrificación difunde en algunos de los múltiples procesos de transformación urbana y que herramienta utiliza para tal fin, desde la renovación de las áreas centrales y cascos históricos hasta  la producción de urbanizaciones privadas para las clases pudientes, ubicados muchas veces en una periferia ocupada por las clases populares.


La democratización del turismo también es un fenómeno imparable, que se sentirá marcadamente luego de que las ciudades salgan del confinamiento de esta pandemia, y es posible que esta situación se agrave mucho más en el futuro con afluencia de las nuevas clases medias asiáticas, ávidas por viajar a Europa. Esto en una época post pandémica puede ser la continuación de aquella mirada clasista de los años 30, cuando las clases populares invadieron las ciudades de ocio de alta burguesía europea. El nuevo clasismo unido al turismofobia defienden lugares y ciudades para las élites sociales, culturales y económicas a la vez que se aleja de las turbas de turistas, pero también es cierto que los vecinos de los barrios más afectados requieren una respuesta a una realidad compleja y de difícil gestión. Sobre todo ante la llegada del AirBnB, plataformas P2P de alojamiento turístico ha generado nuevas oportunidades especulativas para parte del parque inmobiliario, derivándolo en el segmento de menor superficie y más barato— hacia esta nueva forma de explotación que ha contribuido parcialmente al alza de precios de la vivienda, sobre todo de alquiler.

Se han popularizado así dos nuevos palabras: turismofobia y turistización, proceso que se enlaza con la gentrificación, los procesos, convertidos posteriormente en modelo, de gentrificación y turistización en ciudades como París, Roma, Praga, Lisboa, Ámsterdam y/o Barcelona para muchos de los ciudadanos que habitan en esas ciudades, sufren las consecuencias de la masificación del turismo en un continente museo con ciudades limpias, bonitas, seguras y con buenas infraestructuras. Definitivamente, un buen lugar para pasar unas vacaciones.


Por ejemplo, los barrios que conforman Ciutat Vella (Gótico, Raval y  Barceloneta), en la ciudad de Barcelona, muy a pesar de los esfuerzos por mejorar y rehabilitar el distrito, la inmigración -no siempre legal- condicionó el progreso de estas mejoras. Las calles antiguas de aspecto bohemio de la ciudad condal, agrupan una diversidad de nacionalidades. La verdadera gentrificación se da ahora con el denominado turismo low cost, apoyado en plataformas como Airbnb. En la actualidad, el número de censados ha disminuido, familias de toda la vida han abandonado el barrio, dando lugar a un importante número de viviendas turísticas. El arrendar un piso para destinarlo a residencia habitual se hace menos viable. El mismo caso, lo encontramos en el barrio de Chuecas ubicado en el distrito Centro de Madrid, en la década de los 70 padecía serios problemas de inseguridad, venta y consumo de drogas. Era un barrio de clase trabajadora, que contaba con palacios en las avenidas que lo bordeaban. Chueca pasó de ser zona de ambiente a convertirse en un conocido y muy celebrado barrio gay, atractivo más allá de nuestras fronteras. Fue recuperado y rehabilitado, contando con una estratégica situación. Aparece además una variada oferta de atractivos restaurantes y comercios. Como efecto de la gentrificación se ha expulsado en gran medida a la población mayor edad. En la actualidad, es el barrio con un comportamiento más resistente a la crisis, la escasez de oferta que no satisface a la demanda que se moverá por operaciones de rehabilitación de edificios y venta acompañados de un dinámico mercado de segunda mano. 


En la ciudad de Malmö, Suecia, en la zona portuaria industrial de esta ciudad sueca, se produjo una auténtica reconversión transformándose en barrio residencial, donde el protagonista es el rascacielos Turning Torso del arquitecto español Santiago Calatrava. Aquí el fenómeno de gentrificación queda resumido en la circunstancia de que, con el nuevo puente que une Malmö con Copenhague, son muchos los daneses que voluntariamente se han desplazado debido que les resulta más económico fijar residencia en Malmö y tenerla como ciudad satélite y trabajar en la capital danesa. Este caso se asemeja a lo que pasa en Brooklyn, situado en la parte oeste de Long Island, es uno de los cinco condados que conforman Nueva York. Destaca por haber sido crisol de razas, pudiendo encontrar en sus calles a afroamericanos, hispanoamericanos, rusos, ucranianos e italoamericanos principalmente. Pero Manhattan, con sus disparatados precios, tensionaron el mercado inmobiliario hacia Brooklyn donde se rehabilitan pisos que cambian de inquilinos o dueños mes por mes. Los pequeños y especialmente los grandes arrendatarios, ante el alza de precios, van impidiendo la renovación de los alquileres con bajas rentas. No siempre se recurre a métodos gansteriles limpios, pues se llega en ocasiones a la falta de mantenimiento deliberado hasta de imposibilitar que el inquilino haga el pago y forzar la resolución del contrato. En cuanto a los nuevos moradores, se percibe una demanda creciente por parte de jóvenes hipsters, familias de clase media y artistas para quienes le hace imposible rentar en Manhattan.

El proceso de turistización es más nocivo en sus efectos porque sustituye a una población local por una población flotante sin arraigo, esto ha traído como consecuencia la turismofobia como ha pasado en Barcelona, y esto afecta muchos más rápido. Desde luego, el turismo, es una fuente muy rentable. Esto ha hecho que se hablen de una “gentrificación 4.0” que amenaza con generar espacios urbanos tematizados. La situación es especialmente grave en zonas turísticas, porque descuida y deja   desprovistos de las mínimas cualidades básicas al residente estable, debido que los comercio y locales de ocio hacen imposible condiciones mínimas para el descanso. El turismo es una actividad económica tan intensa e invasiva incompatible con el día a día de los vecinos.


El caso del barrio del Cabanyal es emblemático, porque sus residentes les ganaron la batalla a un proyecto inmobiliario. Siendo este uno de los tres barrios que conforman el conjunto históricos de la ciudad de Valencia, su trazado urbanístico y estilo modernista popular de sus viviendas le mereció la ser catalogado BIC (Bien de Interés Cultura) por la Consellería de Cultural de la Generalitat Valenciana en 1993. No obstante, a ello en 1999 fue aprobado por el Ayuntamiento de Valencia el plan especial de intervención en el Barrio del Cabanyal, este plan supondría la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez a través de barrio y la construcción de edificaciones de 5 plantas de altura con lo que se desmolerían 1621 viviendas gran parte de ellas dentro de la protección BIC, mientras que los fondos de inversión se disputarían los últimos espacios en primera línea de playa en la ciudad española donde nació la paella. Esto también tendría como consecuencia el desplazamiento de todos los habitantes afectados por esta prolongación, sin embargo, apoyados por las dos principales universidades, las comunidades afectadas hicieron frente a esta especulación inmobiliaria vestida de gentil gentrificación a través de distintos eventos culturales gestado  por ellos mismos como el festival Portes Obertes donde se le abrieron las puertas de las casa a artistas y visitantes lo que permitió a la gente ajena a sensibilizarse ante el posible desplazamiento y la pérdida del barrio.

El nombre es importante: rebautizar las zonas destinadas a la especulación, indispensable. Crear dos, tres, muchos Sohos, East Villages, Tribecas, (repetir fórmulas o hacer creer que es así), como es el caso de Málaga, que fue un proceso muy distinto al del Cabanyal, en Málaga se dice que la gentrificación provino desde el CAC (Centro de Arte Contemporáneo) donde se orquestó la maniobra de diversión idónea gracias a la aplicación del Street Art como dispositivo de domesticación y turistización, al igual que lo sucedido en el barrio de Wynwood en Miami. Fue a finales de la primera década del año 2000 surgió de los vecinos y comerciantes de la zona la idea de crear un distrito cultural con el propósito de fomentar la reactivación de este espacio urbano deprimido, es cuando nace el proyecto MAUS (Málaga Arte Urbano Soho) con el objetivo de desarrollar actividades de índole cultural de diversas disciplinas artísticas, el barrio Soho de Málaga, también denominado "Soho, Barrio de las Artes", es un área cultural y comercial ubicada dentro del Ensanche Heredia en el distrito Centro de la ciudad de Málaga, por sus múltiples murales alberga hoy media docena de hoteles, restaurantes y tiendas costosas, en tanto que se cuentan ya por cientos los apartamentos turísticos.


Muchos urbanistas defienden a la gentrificación como el proceso necesario para renovar las ciudades, no obstante, en  notas anteriores describimos el proceso clásico de la gentrificación a través de cuatro fases que se enlazan entre sí abandono, estigmatización, regeneración y mercantilización y que habitualmente se desarrollan en los centros urbanos, las asociaciones vecinales se hacen cada vez más activas ante estos procesos de gentrificación, se impone afrontar el problema y regularlo. Para ello, ciudades como Ámsterdam, Barcelona, Londres, Madrid y París han comenzado a trabajar en red para enfrentarse a estos desafíos globales. Las ciudades mediterráneas de Europa afectadas por los excesos del turismo, ya se reúnen y coordinan para abordar la realidad que ejerce la presión turística, sus consecuencias y el papel del movimiento vecinal. Algunos como la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS) apuestan por el "decrecimiento" del sector debido que este genera inseguridad y fomenta la emigración ilegal.

La gentrificación liderada por los agentes inmobiliarios se ha convertido en las flores del mal, porque para renovar y rehabilitar primero se desaloja y se deteriora, para producir los cambios en la población de un territorio tal manera que los nuevos usuarios sean de un estado socioeconómico superior de aquellos que previamente allí habitaban, los cuales son desplazados en ese proceso. Así mismo el arte urbano se ha convertido en una herramienta a favor o en contra en la interrelación entre gentrificación y las múltiples luchas vecinales. Son las dos vertientes que se estiman como apropiadas para evidenciar las consecuencias ocultas de las políticas urbanas contemporáneas y re-politizar los estudios urbanos desde un horizonte que se relaciona con las reivindicaciones ciudadanas.

El proceso clásico de la gentrificación suele producirse tras el abandono y estigmatización de un barrio, para pasar a una fase de regeneración y mercantilización posterior. Un fenómeno que cambia la fisonomía urbana del barrio con aspectos positivos, pero igualmente con externalidades negativas evidentes. La gentrificación efectivamente permite recuperar la actividad económica, así como restaurar zonas degradadas, pero igualmente se traduce en especulación inmobiliaria, aumento de precios, y la expulsión de ciudadanos con menor nivel de renta o poder adquisitivo, generando con ello colectivos de resistencia y un sentimiento de rabia y humillación.


Uno de los efectos colaterales de esta situación es la emergencia de una nueva turismofobia, que va mutando desde los tradicionales y legítimos actos de protesta vecinales a otros que pueden ser considerados violencia de baja intensidad, como sabotajes a edificios, empresas o infraestructuras turísticas. Muchos de los que justifican esas acciones, con el modelo turístico de la ciudad, responsabilizando a la mala gestión de las autoridades. La cuestión radica, en si es posible poner puertas al campo y diseñar modelos de desarrollo turísticos coherentes, inclusivos y sostenibles en un mundo donde impera la movilidad, la velocidad y la conectividad. La democratización del turismo es un fenómeno que luce indetenible.

viernes, 7 de agosto de 2020

C215 : Los rostros de la ciudad

 

Desde hace tiempo teniamos esta nota archivada sobre el artista urbano Christian Guémy, alias C215 es un artista nacido en Francia en 1973, cuyo trabajo centra principalmente en la utilización del esténcil. Como artista callejero C215 empezó en los 90 con el graffiti, pero en el año 2005 pasó a pintar a través de plantillas.

La infancia de Guémy no fue fácil, ya que su madre lo tuvo a la temprana edad de 12 años y terminó acabando con su vida con tan solo 18, por lo que huérfano pasó a vivir con sus abuelos quienes lo orientaron al hábito de dibujar.

Como ya es bien sabido C215 utiliza talentosamente la técnica del esténcil, dibujando y luego silueteando cartones cortados para hacer sus plantillas, convirtiéndose en un disidente del graffiti, sus creaciones las recrea  sobre distintas superficies de la calle como puertas metálicas, buzones, tableros  eléctricos, paredes, fachadas. También rescata maderas, billetes o maletas como soportes, plasma el día a día de un mundo que para muchos viandantes pasa desapercibido.

Su robótico nombre no proviene de la saga de Star Wars, es un pseudónimo que viene de la C de Christian y del número de celda en la que una vez estuvo recluido. C215 produce imágenes cuyas miradas se clavan en el espectador transmitiendo una enorme emotividad y que plasman su intención de llamar la atención sobre “los olvidados de la ciudad”.

“No es un arte que se haga maquinalmente, es un arte humano porque está en contacto con la sociedad.”alega.

Guémy a pesar de usar pseudónimo, no es un artista que se cubra la cara, el se enfrenta a la gente con cordialidad mientras plasma sus obras en inmuebles olvidadas o lugares en decadencia, los esténciles de Christian Guémy es un artista prolífico sus intervenciones son un flujo interminable de rostros, movimiento y color que adorna el exterior con detalles sutiles que sin prever su impacto transforman el entorno del sténcil. 

Las calles de París son su galería, pero C215, ha pintado en muchas otras ciudades del mundo, entre las cuales se encuentran ciudades como Barcelona, Londres, Roma, Lisboa, Puerto Príncipe, Nueva Delhi, Sao Paulo, Dakar, Estambul, Brooklyn, Oslo, Marrakech, Tudela, Madrid, Milán, Manhattan, Jerusalén, etc. Y en todas ellas ha encontrado lugares idóneos para expresarse, a pesar de que el uso de los espacios, y la propia concepción de los mismos como soporte para el arte es muy diversa, al igual que su inspiración.

C215 también realiza obras de arte para galerías comerciales hechas a partir de madera y tela, incluso en otros objetos como maletas; y videojuegos, como el Far cry 4 de Ubisoft montreal donde se pueden ver varias de sus obras. Suele alegar que comenzó en este arte como afición, nunca pensó que se convertiría en su profesión. Se unió al arte callejero en plena efervescencia cultural del punk, el hip-hop, el scratch y la pintura con bombas, inspirado en el wildstyle graffiti que proliferó en las calles de Nueva York en los 70.

Aunque el arte urbano consiste precisamente en romper con el orden establecido y la estética impuesta por las ciudades, C215 a pesar de que interviene sin permiso en la calle, busca espacios oscuros y deteriorados para interactuar y a la ve busca el aprecio del viandante por lo que siempre se mantiene en contacto con la gente de alrededor.

La obra de C215, se caracteriza principalmente por la creación de retratos, cuyo tema más frecuente es su hija Nina, quien es también artista urbana. En ocasiones también ha retratado a personajes conocidos de la vida pública y amigos. Además, el artista representa las facciones de aquellos que se vuelven invisibles para la sociedad, hoy en día, proyecta a vagabundos, errantes, refugiados, ancianos, niños de la calle, enamorados, olvidados, etc, dándoles una voz, un lugar en el que ya no son los marginados sociales, sino las estrellas en su propio derecho, también retrata a gatos por ser uno de los animales mas urbanos, desde luego, las ratas se las deja a Blek y a Banksy.

Su producción no se restringe solamente a estos temas, también interviene señalando desapariciones de periodistas como los asesinados en la masacre de la revista Charlie Hebdo, ademas de activista y figuras Pop bajo comisión, o hasta representaciones de arte renacentista. Sin embargo, lo que le hace destacadamente especial en su producción en cuanto a los marginados es que se nota un tono que sólo una persona que se ha sentido de esa manera podría retratar.

Por lo antes dicho podríamos concluir que el trabajo de C215 o el Banksy francés como también se le denomina, es gráfico, dinámico y poblado de personajes. A pesar de la naturaleza efímera de su arte este artista aporta algo estético a la ciudad, por eso pinta sobre superficies degradadas, intentando adaptar el tema de su obra al entorno urbano marginado. 

Durante los últimos años, su estilo ha evolucionado desde una base de stencil o sencillo de retratos en blanco y negro a una combinación multicolor de esténcil y pintura a mano alzada en sus últimas obras, a lo que debemos agregar a los murales de gran formato en las fachadas de los edificios.

"Estando en las calles se convierte en un punto de absoluta democracia y entendimiento, esperando con brazos abiertos interrogantes y declaraciones, críticas y aceptaciones, pero al mismo tiempo denotando un sombreado exclusivo de las reflexiones psicológicas internas de cada persona. Libertad de abstracción presentada como una realidad social y se entiende como una realidad personal".

“Yo también soy poeta y era un homenaje inexcusable al escritor y a la ciudad.”, dice un C215 que desea embellecer la ciudad, por lo tanto, su profilaxia urbana consiste pinta sólo sobre superficies deterioradas, sin tener la necesidad de cubrir su cara.

Si desean conocer más los trabajos de C215 su instagram @christianguemy

miércoles, 5 de agosto de 2020

El graffiti : La irreverencia y los vestigios de subcultura punk en el arte urbano contemporáneo.






 

No es simplemente el derecho a lo que ya tenemos a está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente distinto”.

David Harvey (antropólogo británico)


El arte urbano le ha otorgado sentidos estético a los espacios y sentido políticos a los jóvenes que encuentran en él una forma de expresión. Está claro, que el arte urbano no es una actividad exclusivamente juvenil, no obstante, estos son los mayores productores y/o consumidores de este tipo de prácticas, que con el mensaje y el desparpajo indicado cala profundamente en la población más joven. Dentro de las prácticas más usuales podemos destacar en el arte callejero provienen de aquel movimiento punk que revolucionó el diseño, de tal manera que su influencia todavía se siente hoy en día en las calles de las distintas ciudades: el post graffiti, el esténcil, las calcomanías, los fanzine, etc.




 Entendamos que el arte urbano no sólo es una práctica artística, sino, también, una actitud y una actividad por medio de la cual se configuran nuevos significantes sobre la situación presente donde el artivismo derivado del situacionismo se ha basado en la recuperación de la acción artística con fines de inmediata intervención social y política. En este sentido, los supuestos instituidos en la relación  arte, ciudad y  política son re-significados gracias al tribalismo y potencial creativo de los artistas callejeros.  Muy  a pesar de que las ciencias sociales han abordado desde distintos enfoques teóricos y metodológicos la cuestión juvenil, son escasas las investigaciones que trazan redes entre juventud, política y cultura. Reflejando por ejemplo la conciencia de una contracultura preñada por el tribalismo, que es la primera fuente de identidad y certidumbre de individuo a grupo en las diferentes manifestaciones: creencias, tradiciones, lenguaje, arte, cultura que provienen de las pequeñas comunidades denominadas tribus que reafirman el sentido de pertenencia y permite la autorrealización individual a través del colectivo; en otras palabras, otorga sentido al mundo desde una perspectiva de alcance inmediato.

 



El Street art convierte las calles de las grandes ciudades en exposiciones de arte al aire libre, produciendo un impacto socio-cultural que permite una comunicación más universal, pues las personas que nunca antes habían pisado un museo quedan absorbidas por esta macro-producción artística” (Louis Bou, 2005:11). En nuestras ciudades hallamos un arte anónimo, efímero, colectivo, dinámico, que invade espacios y esferas de actividad tradicionalmente reservadas a la omisión expresiva (espacios urbanos, medios y lugares de transición y transporte, no lugares o lugares que han perdido su sentido (Marc Augé, 2009). 

El arte urbano incorpora muchos aspectos del movimiento punk, desde el simbolismo punk en carteles y volantes usado por las bandas underground hasta la explosión de fanzines y copy art la cultura Xerox de los 60, pasando por el arte de Crass, de Johan Kugelberg, William Gibson, Jamie Reid, John Holmstrom, por lo que es común ver en los artistas callejeros contemporáneo como Blek le Rat, Jef Aerosol, Banksy o Mr Brainwash que si declararse abiertamente discípulos de la subcultura punk, sus enfoques reaccionarios y las narrativas visuales de sus intervenciones definitivamente ilustra una postura política antisistema. Muchos de sus intervenciones en su simplicidad las acercan a la ética DIY de esa era punk que inspiró un movimiento en las artes gráficas y el diseño. 

En el caso de Banksy hizo uso de la frase «No future», lema bastante común en algunos movimientos vanguardistas del siglo XX y en la subcultura Punk. Entre los artistas urbanos que trabajan con acciones más apegadas la subcultura punk encontramos al proscritos colectivo de origen ruso Voína.

 



El arte urbano se hizo artivista gracias a artistas como Jenny Holzer, Swoon, Guerrilla girls, Group material, Shepard Fairey, Barbara Kruger, Above, Blu, Michel Aaron Phillips, Escif para nombrar algunos artistas quienes han capturado una formas simpática y contemporáneas de concebir la acción política, a pesar de la apatía y ese nihilismo con la cual los jóvenes contemplan los asuntos políticos ha sido aceptado. El distanciamiento entre la juventud y la política es mutuo, ni los jóvenes militan en partidos u organizaciones políticas, ni estos partidos se han preocupado en hacerse atractivos o administrar favorablemente los intereses de la joven ciudadanía, solo esperan a que los jovenes se hagan adultos, esto alimenta el evidente el desinterés de los jóvenes con respecto a la política institucional. El punk es una manifestación que se deleita con el disgusto frente al sistema económico, político, social y cultural, se convierte en una forma de entender el mundo y de enfrentarse al contexto sociopolítico y los convencionalismos, como lo hace gran parte del arte contemporáneo, de marcado espíritu crítico y cuestionador como el arte social o el arte político, lo que nos ha traidor a lo que hoy conocemos como artivismo.

 


El punk es una actitud que se rebela entre 1975 y 1978 en Londres y otras ciudades europeas pasando a una Nueva York decadente, con serios problemas de narcotráfico, segregación, criminalidad y económicos, por lo tanto social, y sobre esto se edifica el movimiento Punk como una expresión de rechazo total al sistema establecido. Recoge el lema «No future» de movimientos anteriores como el situacionismo y el dadaísmo pero, a diferencia de ellos, Punk emerge en medio de la cultura de masas, lo que provoca que trascienda más allá de los setenta, del contexto anglosajón expandiéndose al contexto latinoamericano de la escena musical.

 


En 1973 es cuando entra en escena el CBGB’s OMFUG mítico club fundado por Hilly Kristal que le da una oportunidad a Punk rock y New wave, en el 315 de Bowery, entre la 1ra y 2da calle del Lower East Side de Manhattan, Nueva York. El CBGB se localizaba en una zona concurrida por indeseables, ex carcelarios, veteranos de guerra o drogadictos esta escena que generalmente se replicaba en las calles de los barrios más marginales y segregado de la ciudad de Nueva York. Esta atmósfera le dio pies al arte callejero a que se revelar su  irreverencia como Punk con su actitud de negación, oposición y destrucción; del «hazlo tú mismo»; la alusión al miedo y el terror a una sociedad que aliena y condena a los individuos; esa misma alienación que provoca estados psicóticos; la valorización de lo que se sale de la norma establecidas; el nihilismo; la crítica al sistema económico corrompido y al anarquismo o la reivindicación de la propia libertad política, sexual, de culto y moral como lugar de batalla.

Lamentablemente, por problemas económicos el club tuvo que cerró en 2006. Este espacio donde la cultura subterránea musical y el art punk mostraría el desarrollo de un lenguaje visual del estilo callejero que normaliza la cultura juvenil de todo el mundo, como género musical que parte del movimiento punk, muchos Club de este estilo comienzan a proliferar en todas las ciudades del mundo, donde es común los usos de elementos como el ruido, la tipografía de recortes, el anti diseño y el feísmo o con la inclusión de referencias explícitas a grupos musicales La gran mayoría de los artistas art punk toman influencias de gente como Iggy Pop, Patti Smith, The Ramones, Sex Pistols o el Blondie de Deborah Harris que de ser la reina de la cultura sumergida de N.Y pasó a ser una especie de "socialite" de los años 80's y su agrupación del Punk pasó a apoyar la subcultura neoyorkina del graffiti y rap como se evidenció con la canción "Rapture" el cual fue uno de los primeros videos en emitirse en la recién estrenada MTV y, efectivamente, el primer rap de la cadena. Blondie uno de los principales exponente del Punk introdujeron el rap como género a través de la cultura Pop a una audiencia mayor, lo que hoy conocemos como 'mainstream', dándolo a conocer al gran público. . 

 



La mayoría de las expresiones gráficas y musicales que provienen de la subcultura punk, no se fundamentan ni abarcan un tema en particular, más bien recurren a varias temáticas, contrastadas con la evolución del pensamiento de la segunda mitad de siglo XX, de la misma manera, el arte urbano evoluciona y se revisa el ombligo ante las distintas crisis sociales y políticas de siglo XX, donde el inconformismo, la negación y la provocación de este arte callejero derivado de la cultura punk toma cuerpo, por lo que fue catalogado y sigue siendo catalogado como vandalismo. En los años 60's, ya el graffiti era percibido como algo ilegal, una acción hecha por vándalos que no respetaban las más elementales normas de urbanidad. Por supuesto, las persecuciones y represiones de aquel entonces, no se hicieron esperar. Con la evolución estética y artística del graffiti, el concepto negativo que cargaba consigo ha cambiado parcialmente pero no se ha erradicado.

 


Durante los años 90 los jóvenes artistas se preocuparon por conciliar el lenguaje artístico académico y el popular, todo como consecuencia, que en los 80's los jovenes que no se identificaba con el Punk pero si con el arte callejero, crearan un estilo más cosmético pero propio el Wild style, que con mejores diseños y uso del color, fue la unión entre el graffiti art, la estética en la indumentaria del movimiento rap/hip hop neoyorkinos y las técnicas artísticas aprendidas en la academia, esto le hizo ganar muchos adeptos dentro de los jóvenes de color y latino que mas que ser rebeldes, solo deseaban formar parte de algo, sobre todo, en los barrios mas deprimido. No obstante, las ciudades mantienen normas anti-graffiti, donde las distintas normativas que rigen los espacios públicos, siguen en contra del arte urbano que es efímero por excelencia, puesto que se consume en el momento de su realización. Es un fenómeno transitorio y esporádico, que irrumpe en lugares inesperados y carga con la incertidumbre de ser borrado en cualquier momento.

El arte urbano establece donde los habitantes culturalmente no se sienten parte o no tienen acceso a los museos ni a las galerías de arte, para construir puentes entre la cultura y la cotidianidad de los vecindarios populares; es un arte descentralizado, que intenta intervenir los muros de periferias y de toda la ciudad; pero al ser un arte ambicioso pretende transformar la ciudad, dar una imagen diferente a los sectores peligrosos, abandonados, marginales: los callejones, las zonas de tolerancia, las ruinas de los edificios. “Hay lugares donde efectivamente hay abandono, tú lo percibes… y no sólo abandono físico, sino que ese abandono social e institucional.



 

Una intervención de arte urbano pretende expresar un concepto según el artista. No se trata únicamente de la frase explícita o la consigna política que contenían los graffitis en los años 60's y 70's. Con el paso del tiempo, está actividad fue evolucionando, nutriéndose y dotándose de estilo artísticos diferentes, también a perfeccionando sus técnicas por lo cual, podemos encontrar en la actualidad una variedad de graffitis que van desde el anodino y rústico mensaje en las puertas de los baños públicos, hasta los más elaborados murales en las fachadas de un edificio y la relación con las instituciones públicas se han enriquecido. La función política de graffiti también ha variado con el pasar de los años, mientras, que los graffiti de los años 60's aludían rechazo al sistema y a intereses principalmente macro políticos, los graffiti de los años 90 se caracterizaban principalmente por aludir a temas micro políticos, estos últimos son más bien imágenes que aluden a la cotidianidad de los entes sociales que los producen, aunque no por ello dejan de ser políticos en un sentido más amplio del término.

El arte urbano también es diversidad, no hay un único relato, no hay una única técnica, ni una única manera de abordar el arte”. En definitiva para comprender el fenómeno debemos escudriñar el surgimiento del arte político y rupturista en los antecedentes de nuestra época. El artivismo tiene sus raíces en las vanguardias artísticas del comienzo del siglo XX (dada, futurismo, surrealismo). Como en el caso del graffiti neoyorquino donde la cultura sumergida del punk influyó también en la actitud de artistas urbanos; por cuanto su interés es la transformación estética del espacio público, e inclusive, la aceptación de sus obras dentro de los campos de producción artística.