jueves, 23 de enero de 2025

The Dragon Bar 1998-2008: Un viaje a la cuna del arte urbano londinense.

 

Los artistas encuentran una zona barata, la convierten en un lugar de moda, llega el dinero, cuando se van, muere la imaginación y los ‘hombres de negocios’ lo arruinan”. 

 Muchos artículos de este blog, Suele mencionar aquellos espacios urbanos que les han otorgado oxigeno a la cultura emergente y underground de las distintas ciudades. Ejemplo de ello, lo encontramos en el Café de Flore que le dio refugio a la llamada generación perdida de París, por su parte la Beat Generation la encontró en The White Horse Tavern, la movida madrileña tuvo varios espacios donde encontramos El Tupperware y el mítico CBGB que le otorgó cobijo, diversión y reconocimiento a la cultura punks neoyorquina.

Tupperware, barrio Malasaña, Madrid.

No se pude explicar la génesis del arte urbano londinense de los noventa sin nombrar al The Dragon Bar. Con sus muros de ladrillo ennegrecido, las ventanas llenas de pegatinas y sus baños grafiteados, este garito de Old Street se convirtió en el hogar adoptivo de una generación de artistas urbanos que cambiaría el panorama artístico global.

Intervención Lister y Toof 

Mencionar The Dragon Bar ubicado en su momento en el centro de Hoxton, Londres, más que ser un garito referente por las bandas musicales, es reconocido por haber sido testigo del surgimiento y la evolución de figuras que hoy son referentes del arte urbano londinense y a nivel mundial, como Banksy, Faile, Invader, ELK, Mode 2, Eine y muchos otros.

En la década de 1990, Hoxton era un lugar muy distinto al que es hoy en día. Hoxton es un barrio del municipio londinense de Hackney, situado inmediatamente al norte del distrito financiero. El barrio Hoxton, que posteriormente albergaría galerías de arte como White Cube, en los noventas era un lugar desolado, lleno de antros, clubes de striptease, coches quemados y almacenes abandonados. Cualquier pub de la zona tenía más posibilidades de convertirse en un abrevadero para taxistas, beodos y malvivientes que un espacio que marcar la época en la escena artística. Con el pasar de los años este barrio al igual que el vecino Shoreditch, se convirtieron en las zonas de moda de Londres y de los modernos si por este término entendemos a los hípsters que han traído hasta estos barrios sus tiendas llenas de ropas vintage, galerías de arte alternativo, locales de moda y muros decorados con graffitis y arte callejero. Pero como pasa en muchas ciudades, la zona deprimida y anodina en el pasado, gracias a la gentrificación la convierten en vibrante centro para el comercio y el turismo, que poco a poco socava la memoria urbana.

La publicación The Dragon Bar 1998-2008 ideada por James-Lee Duffy y Josh Jones, rescata del olvido la historia de un pub fundamental en la génesis del ‘street art’ londinense. Estos antiguos clientes del bar y autores del libro, hicieron acopio de fotos, historias y anécdotas con el resultado final de una publicación que es el retrato de un bar y el punto de encuentro vital para una generación que redefinió la escena artística londinense.

El libro, nos habla de un bar fundado por Justin Piggott y administrado por Adi Hall, destacando que este era un antro bastante atípico el cual combinaba fiestas improvisadas en los bajos, sesiones de breakdance en el patio y exposiciones en los pisos superiores que se transformó en el patio de recreo de una serie de artistas que revolucionarían el arte urbano. Entre ellos, Banksy, quien allí organizó su primer show en Londres junto al conocido artista francés Invader.

En 2008, tras diez años de actividad y siendo la sombra de lo que había sido en sus buenos tiempos, el pub sufrió un incendio que le llevó a cerrar finalmente sus puertas, sumergiéndose lentamente en el deterioro y posterior olvido a medida que el barrio continuaba su gentrificación hacia el parque temático que es hoy en día. El bar estuvo abierto desde 1998 hasta 2008, el libro The Dragon Bar 1998-2008 contiene 300 páginas donde recogen materiales de múltiples fuentes y procedencias -los dueños, el personal, los clientes- pero, para el aficionado al arte urbano, destaca sin duda la participación de artistas como Banksy, Faile, Space Invader, ELK, Mode 2, EINE, Lucie Flynn, CEPT, Sweet Toof, AIKO y James Jessop.


En palabras de uno de los autores del libro, señala que; “Dragon Bar era un lugar feliz y parte muy importante de la cultura underground de la ciudad, y así quedara documentado, las personas que también solían frecuentarlo así lo atestiguan, pero cuando se van los artistas, muere la imaginación y los ‘hombres de negocios’ lo arruinan”, el caso es, que con la gentrificación, el capitalismo gana y la cultura emergente pierde.

El libro recoge que el conocido artista Ben EINE fue camarero en el bar. El Dragon Bar era el sitio perfecto para que se gestasen nuevas ideas, un sitio donde “la gente haciendo urban art tenía el tiempo, el espacio y la libertad para probar cosas nuevas”. 

El Dragon Bar era un verdadero crisol de arte experimental y las personas que iban allí tenían la libertad de hacer lo que quisiesen. No olvides que no era solo un bar de copas. El sótano y la planta baja eran para beber y montar fiestas, luego el primer piso era un espacio de galería, después  su dueño Justin cedió el piso de arriba a los artistas como estudios y en la parte superior tenía un apartamento. Así que era un verdadero hervidero de actividad las 24 horas del día”. De hecho, tanto Banksy como Faile y Bäst expusieron por primera vez en Reino Unido en ese mítico bar que acabaría cerrando sus puertas en 2008 debido a un trágico desenlace: un misterioso incendio que arrasaría con todo.

Historia oral, colección de anécdotas, álbum de fotos: “The Dragon Bar 1998-2008” hace ver al Dragon Bar de Londres como la cuna del arte urbano, también alienta a los ciudadanos a continuar apostando por el arte outsider. Como movimiento será imposible apartar o mantener apartado el street art de la cotidianidad urbana. Todo lo que necesitas es una idea y algo de tinta o una impresora y un engrudo potente. Mientras haya noche, habrá gente ahí fuera poniendo su arte en los muros”. Esperemos que no se equivoque.

La ciudad de Londres es una de las metrópolis más plurales e importante de mundo, y como todas las ciudades, encontramos esos espacios Snob, es decir, espacios donde la moda y los nuevos usos afectan las costumbres, ideas y opiniones de quienes residen en ellos, y este fenómeno suele cambiar de lugar constantemente, como por ejemplo el Soho que fue el barrio londinense de moda en los 60 este fue seguido por Chelsea en los 70 y Notting Hill en los 90.  Ahora el lugar de moda es la zona de Shoreditch dónde solo no verás riadas de turistas, tiendas, teatros, cafeterías, restaurantes, oficinas y galería donde el arte es mercantilizado.

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