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Cartel de Barbara Kruger |
En la década de 1970, la
francesa Olympe de Gouges fue reconocida como precursora del feminismo, por
presentar en 1791 en época de revolución francesa la "Declaración de los
derechos de la mujer y de la ciudadana", la cual reivindica a una mujer
libre e igual a los hombres en derechos, asimismo, denunciar al hombre como el
único ser vivo que busca someter a su compañera, que es un déspota que sólo
tiene por objetivo extender su imperio. Estas afirmaciones fueron respuestas a
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en la que se
olvida y aparta a las mujeres. Desde aquella ignorada declaración que llevaría
a su autora a la guillotina, las leyes poco a poco han venido empoderado a las
mujeres desde el último siglo, aún así, los problemas de las mujeres no se han
detenido. Naturalmente, movimientos gremiales como “Me Too” han visibilizado las agresiones que enfrentan las mujeres
en el trabajo, por lo que queda claro, que la problemática femenina no se maquilla ni se reparan con cirugía cosmética, sino con una profunda construcción del sujeto
social femenino en la sociedad con modelos patriarcales, mientras eso pasa, las
mujeres siguen temiendo episodios como el ocurrido en la víspera de Año Nuevo
del 2015, cuando se presentaron múltiples casos de agresión sexual, robos y
violaciones en muchas ciudades alemanas, sobre todo, que el femicidio, la esclavitud sexual o prostitución infantil sigue presente en
pleno siglo XXI.
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Performance Guerrilla Girls. |
Dentro de las muchas desgracias
por la que pasa las mujeres, es importante resaltar el acoso y las agresiones
sexuales que sufren las migrantes venezolanas en los distintos países de
acogida, lo que demuestra que en Latinoamérica son muy pocos los
avances en la apertura cultural, particularmente, en esos que resaltan valores feministas. Lo
preocupante es que esta es, una doble desgracia, porque la misma sociedad
venezolana ha permitido y permite la cosificación de sus nacionales, todo
gracias a concursos de belleza, que ha promocionado al país como “el país de la
belleza”, a la vez de colocar a sus mujeres a la par del petróleo, es decir, un
producto de exportación, considerándola un objeto y no un sujeto, lo que soslaya,
claramente, el rol, talento y profesionalidad de las mismas. Por otro lado, es irónico
ver como las mujeres cuestionan la participación del transgénero
Angela Aponte actual Miss España, quien se reafirma y se declara "salvadora
de miles de transgéneros" por exponer femineidad en una plataforma como
Miss Universo. Esto sin dudas, divide posturas entre las mujeres que tienen una
mirada esencialista de lo femenino que considera invasiva esta participación y las mujeres reformistas que a pesar de rechazar
las plataformas bellezas, tibiamente validan esta presencia para no caer en
exclusiones sexistas. Probablemente, desde el espacio de arte, es más común encontrarse con mujeres que debaten sobre el feminismo, mientras, otras prefieren
el silencio como patrimonio. Entre las artistas siempre hay una especie de
intriga híbrida, que puede partir desde el cuestionamiento a una Frida Kahlo por su turbia relación de sufrida
tolerancia con Diego Rivera a la veneración a Susan Sontag, ensayistas y una de
las representantes de los movimientos contraculturales más brillantes del siglo
pasado, que curiosamente, su faceta menos conocida es la de feminista.
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Intervención Jenny Holzer. |
El arte feminista es
bastante complejo y extenso, a pesar de ello, sigue siendo el desheredado del
arte que comúnmente conocemos, y esto ha hecho que artista como Yoko Ono, a estas
alturas siga siendo más conocida como la esposa de John Lennon que separó a los
Beatles, que como una protofeminista. El arte feminista al igual
que el activismo político creció y se fortaleció a finales de los años 60, pero
no sería hasta los 80 que este arte se apoya en los esfuerzos de distintos movimientos
feministas para tomar la calle y hacerse más visible dentro de la sociedad,
artistas como Barbara Kruger, Suzanne Lacy, Jenny Holzer, Guerrilla Girls,
entre otras que en mayor o menor medida, asumieron la calle como una herramientas
necesaria para un arte claramente político que resaltaba todo por los que tenía
que sortear las mujeres en el siglo XX, como la violación, el racismo, el
sexismo o las condiciones inequitativas en el trabajo o la educación.
Obviamente, esta práctica artistas a favor de la mujer buscaba también sacudir
los cimientos dentro de la historia del arte, porque si bien esta prácticas feministas
eran una denuncia y un reclamo, no deja de ser arte, sobre todo, que toca temas
y géneros al igual que los hombres, solo que al ser realizado por mujeres
subvierte valores y cuestiona al mismo arte como parte de una sociedad
patriarcal, pero también demostraba que el discurso feminista en el arte a menudo se le bajaba el tono o se disipaba en los museos.
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Acción colectivo Femen |
Indiscutiblemente, el
feminismo se trata de deconstrucción, que parte desde la misma feminidad
expresada en canon de comportamiento y la publicidad que cosifica a la mujer,
desde luego, es incómodo al sublevarse ante el sistema y las normativas
sociales, políticas y religiosas. Lo más importante, es que hace visible el modelo
patriarcal y el desplazamiento del género, que como una especie de xenofobia,
margina por miedo a la diferencia, al extraño, al otro. Desde luego, el arte es
un estupendo medio para ese fin, por cuestionar, por subvertir la realidad y por
construir identidades. Por lo que, este feminismo puede encontrarse en la
autovalidación de la creación femenina, en lo que se denomina “des estética
feminista” que expresa la reivindicación o la transgresión del aporte del
feminismo a la teoría crítica del arte contemporáneo. También podemos encontrar
el “posmodernismo de resistencia feminista”, que trata de romper con la visión
del cuerpo de las mujeres como un tema inseparable de las artes visuales de
todas las épocas, desde luego, cuerpo visto a través de la mirada masculina que
trata de captar y presentar la femineidad exclusivamente ideal, como objeto
sexual, o que trata de examinar, a través del cuerpo femenino, temores, deseos
y erotismo propios. Pero el cuerpo desde una interpretación en clave feminista pudo
haberse perdido en los controversiales performance de Milos
Moire o en las acciones del colectivo Femen. Por lo que hay que tener presente
a Mary Kelly artista conceptual estadounidense, además de feminista, escritora
y profesora, quien afirma que “el llamado arte feminista no existe, sólo hay
arte que se nutre de distintos feminismos”. Sea lo que sea, las mujeres, aún en
nuestra contemporaneidad, son consideradas objeto, no sujeto de las artes
visuales, por lo que parte de ellas que esto no continúe.
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Performance de Milos Moire. |
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