domingo, 16 de diciembre de 2018

Arte feminista o arte que se nutre del feminismo.







Cartel de Barbara Kruger



En la década de 1970, la francesa Olympe de Gouges fue reconocida como precursora del feminismo, por presentar en 1791 en época de revolución francesa la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana", la cual reivindica a una mujer libre e igual a los hombres en derechos, asimismo, denunciar al hombre como el único ser vivo que busca someter a su compañera, que es un déspota que sólo tiene por objetivo extender su imperio. Estas afirmaciones fueron respuestas a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en la que se olvida y aparta a las mujeres. Desde aquella ignorada declaración que llevaría a su autora a la guillotina, las leyes poco a poco han venido empoderado a las mujeres desde el último siglo, aún así, los problemas de las mujeres no se han detenido. Naturalmente, movimientos gremiales como “Me Too” han visibilizado las agresiones que enfrentan las mujeres en el trabajo, por lo que queda claro, que la problemática femenina no se maquilla ni se reparan con cirugía cosmética, sino con una profunda construcción del sujeto social femenino en la sociedad con modelos patriarcales, mientras eso pasa, las mujeres siguen temiendo episodios como el ocurrido en la víspera de Año Nuevo del 2015, cuando se presentaron múltiples casos de agresión sexual, robos y violaciones en muchas ciudades alemanas, sobre todo, que el femicidio, la esclavitud sexual o prostitución infantil sigue presente en pleno siglo XXI.





Performance Guerrilla Girls.




Dentro de las muchas desgracias por la que pasa las mujeres, es importante resaltar el acoso y las agresiones sexuales que sufren las migrantes venezolanas en los distintos países de acogida, lo que demuestra que en Latinoamérica son muy pocos los avances en la apertura cultural, particularmente, en esos que resaltan valores feministas. Lo preocupante es que esta es, una doble desgracia, porque la misma sociedad venezolana ha permitido y permite la cosificación de sus nacionales, todo gracias a concursos de belleza, que ha promocionado al país como “el país de la belleza”, a la vez de colocar a sus mujeres a la par del petróleo, es decir, un producto de exportación, considerándola un objeto y no un sujeto, lo que soslaya, claramente, el rol, talento y profesionalidad de las mismas. Por otro lado, es irónico ver como las mujeres cuestionan la participación del transgénero Angela Aponte actual Miss España, quien se reafirma y se declara "salvadora de miles de transgéneros" por exponer femineidad en una plataforma como Miss Universo. Esto sin dudas, divide posturas entre las mujeres que tienen una mirada esencialista de lo femenino que considera invasiva esta participación y las mujeres reformistas que a pesar de rechazar las plataformas bellezas, tibiamente validan esta presencia para no caer en exclusiones sexistas. Probablemente, desde el espacio de arte, es más común encontrarse con mujeres que debaten sobre el feminismo, mientras, otras prefieren el silencio como patrimonio. Entre las artistas siempre hay una especie de intriga híbrida, que puede partir desde el cuestionamiento a una Frida Kahlo por su turbia relación de sufrida tolerancia con Diego Rivera a la veneración a Susan Sontag, ensayistas y una de las representantes de los movimientos contraculturales más brillantes del siglo pasado, que curiosamente, su faceta menos conocida es la de feminista.




Intervención Jenny Holzer.



El arte feminista es bastante complejo y extenso, a pesar de ello, sigue siendo el desheredado del arte que comúnmente conocemos, y esto ha hecho que artista como Yoko Ono, a estas alturas siga siendo más conocida como la esposa de John Lennon que separó a los Beatles, que como una protofeminista. El arte feminista al igual que el activismo político creció y se fortaleció a finales de los años 60, pero no sería hasta los 80 que este arte se apoya en los esfuerzos de distintos movimientos feministas para tomar la calle y hacerse más visible dentro de la sociedad, artistas como Barbara Kruger, Suzanne Lacy, Jenny Holzer, Guerrilla Girls, entre otras que en mayor o menor medida, asumieron la calle como una herramientas necesaria para un arte claramente político que resaltaba todo por los que tenía que sortear las mujeres en el siglo XX, como la violación, el racismo, el sexismo o las condiciones inequitativas en el trabajo o la educación. Obviamente, esta práctica artistas a favor de la mujer buscaba también sacudir los cimientos dentro de la historia del arte, porque si bien esta prácticas feministas eran una denuncia y un reclamo, no deja de ser arte, sobre todo, que toca temas y géneros al igual que los hombres, solo que al ser realizado por mujeres subvierte valores y cuestiona al mismo arte como parte de una sociedad patriarcal, pero también demostraba que el discurso feminista en el arte a menudo se le bajaba el tono o se disipaba en los museos.





Acción colectivo Femen



Indiscutiblemente, el feminismo se trata de deconstrucción, que parte desde la misma feminidad expresada en canon de comportamiento y la publicidad que cosifica a la mujer, desde luego, es incómodo al sublevarse ante el sistema y las normativas sociales, políticas y religiosas. Lo más importante, es que hace visible el modelo patriarcal y el desplazamiento del género, que como una especie de xenofobia, margina por miedo a la diferencia, al extraño, al otro. Desde luego, el arte es un estupendo medio para ese fin, por cuestionar, por subvertir la realidad y por construir identidades. Por lo que, este feminismo puede encontrarse en la autovalidación de la creación femenina, en lo que se denomina “des estética feminista” que expresa la reivindicación o la transgresión del aporte del feminismo a la teoría crítica del arte contemporáneo. También podemos encontrar el “posmodernismo de resistencia feminista”, que trata de romper con la visión del cuerpo de las mujeres como un tema inseparable de las artes visuales de todas las épocas, desde luego, cuerpo visto a través de la mirada masculina que trata de captar y presentar la femineidad exclusivamente ideal, como objeto sexual, o que trata de examinar, a través del cuerpo femenino, temores, deseos y erotismo propios. Pero el cuerpo desde una interpretación en clave feminista pudo haberse perdido en los controversiales performance de Milos Moire o en las acciones del colectivo Femen. Por lo que hay que tener presente a Mary Kelly ​artista conceptual estadounidense, además de feminista, escritora y profesora, quien afirma que “el llamado arte feminista no existe, sólo hay arte que se nutre de distintos feminismos”. Sea lo que sea, las mujeres, aún en nuestra contemporaneidad, son consideradas objeto, no sujeto de las artes visuales, por lo que parte de ellas que esto no continúe.





Performance de Milos Moire.


No hay comentarios:

Publicar un comentario