miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los colores de Bushwick.





Se dice que los murales más espectaculares de la ciudad de Nueva York se encuentran en Bushwick, barrio situado al norte de Brooklyn, donde se ejerce otro modelo de convivencia que día a día se nutre de la diversidad de una comunidad integrada fundamentalmente por migrante y ese nuevo territorio creativo conformado por una fresca colectividad de emprendedores y artistas.






Bushwick es un barrio modesto, donde se pueden observar edificaciones de aspecto abandonado, de hecho, es un barrio humildes que como muchos otros cuenta la historia de la ciudad de Nueva york, debido que a principio del siglo pasado le dio cobijo a inmigrantes alemanes, irlandeses e italianos. Hoy en día, este barrio acoge a una de las mayores comunidades hispanas de la ciudad, pero también, a un número cada vez mayor de jóvenes emprendedores y artistas en busca de alquileres asequibles.







Los cierto, es que Bushwick gracias a la diversidad de lugares gastronómicos y la explosión de color que le ha otorgado el arte urbano se ha convertido en un reclamo turístico, de hecho, una de las pizzerías más famosas de Nueva York se encuentra en este barrio. Asimismo, se ha impuesto esa bohemia tan propia de Europa de las galerías café, en la cual los artistas organizan sus exposiciones, que no es como ir de galerías por el elegante barrio de Chelsea, pero tiene su público. Lo cierto es, que Bushwick se ha convertido en un barrio para el arte urbano, la diversidad cultural y el espíritu emprendedor, al mismo tiempo, ha dejado de lado esa imagen de barrio lóbrego para verse como un barrio excéntrico y progresista que no ha perdido ese carácter urbano neoyorquino que tanto deleita al turista.








En el 2011 se formó el Bushwick Collective, por iniciativa de un vecino llamado Joe Ficalora quien reunió a un grupo de artistas y promotores culturales con la idea de crear una galería de arte al aire libre, para con ello invitar a los más diversos artistas a intervenir los espacios públicos teniendo al barrio como contenedor a la vez de soporte creativo. Este proyecto fundamentalmente buscaba la rehabilitación del barrio, darle vida y hacerlo atractivo, para ello el arte urbano era una estupenda herramienta que solapadamente contiene un homenaje al graffiti nacido en el Nueva York de la década de los 80.







Bushwick Collective, jamás pensó el alcance que tendría esta iniciativa, ahora mismo es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad de Nueva York que ya es decir demasiado. En Bushwick se organizan tours a pie donde instruyen acerca arte urbano, igualmente, la gente se acerca por sus propios medios para disfrutar de una excursión callejera donde se apretujan los colores, sabores y la sonoridad latina del barrio, y si es posible, encontrarse con algún artista que esté realizando su obra en directo.






El caso es, que Bushwick es de gran interés para los artistas por tener aún bajos alquileres pero también por los artistas urbanos del mundo que desean intervenir sus muros, por lo que cada año este colectivo cambian los dibujos y habilitan los muros, para darle cabida a nuevos reclamos, lo que ha permitido que los viandantes encuentren murales firmados por notables del arte urbano como Eduardo Kobra, D – Face, Alice Pasquini, Nicho, Leticia Mandragora, Dasic Fernández, Li-Hill, Blek le Rat, Herakut, Stik, Pejac, Beau Stanton, Icy and Sot, Billy Mode entre muchos otros. De hecho, The Bushwick Collective tiene un Instagram donde tiene las imágenes de todos los murales y de los artistas que ha pasado por los coloreado muros de Bushwick.







El éxito suele tener distintos disparadores. Por un lado, se puede observar cómo las prácticas artísticas y nuevos emprendimientos apuntalan favorablemente la realidad económica y social de Bushwick, mientras, por otro lado, el mercado inmobiliario ve un barrio revitalizado por la comunidad, que poseer buena conexión en Metro con la isla de Manhattan y que tiene frontera con el barrio Williamsburg, que se ha convertido en el epicentro de la cultura hipster de Brooklyn. Por lo tanto, es un barrio rentable para capitalizar inversiones que finalmente lleve a la tan temida gentrificación que dispare los alquileres y expulse a los residentes de menos recursos. Desde luego, esta posibilidad produce serias contradicciones vecinales, porque de la gentrificación solo beneficia a pocos a costa de muchos y es común, que los espacios vecinales le cedan el paso a los comerciales que es cuando se pierde la identidad. Lo triste, es que si esto pasa, iniciativas artísticas como la realizada por Bushwick Collective terminen siendo la alegoría de todo lo que se hace bien puede acabar mal.










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