“No es simplemente el derecho a lo que ya
tenemos a está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo
radicalmente distinto”.
David Harvey (antropólogo
británico)
El arte urbano le ha
otorgado sentidos estético a los espacios y sentido políticos a los jóvenes que
encuentran en él una forma de expresión. Está claro, que el arte urbano no es
una actividad exclusivamente juvenil, no obstante, estos son los mayores
productores y/o consumidores de este tipo de prácticas, que con el mensaje y el
desparpajo indicado cala profundamente en la población más joven. Dentro de las
prácticas más usuales podemos destacar en el arte callejero provienen de aquel
movimiento punk que revolucionó el diseño, de tal manera que su influencia
todavía se siente hoy en día en las calles de las distintas ciudades: el
post graffiti, el esténcil, las calcomanías, los fanzine, etc.
Entendamos que el arte
urbano no sólo es una práctica artística, sino, también, una actitud y una
actividad por medio de la cual se configuran nuevos significantes sobre la
situación presente donde el artivismo derivado del situacionismo se ha basado
en la recuperación de la acción artística con fines de inmediata intervención
social y política. En este sentido, los supuestos instituidos en la
relación arte, ciudad y política son re-significados gracias al
tribalismo y potencial creativo de los artistas callejeros. Muy a
pesar de que las ciencias sociales han abordado desde distintos enfoques
teóricos y metodológicos la cuestión juvenil, son escasas las investigaciones
que trazan redes entre juventud, política y cultura. Reflejando por ejemplo la
conciencia de una contracultura preñada por el tribalismo, que es la primera
fuente de identidad y certidumbre de individuo a grupo en las diferentes
manifestaciones: creencias, tradiciones, lenguaje, arte, cultura que provienen
de las pequeñas comunidades denominadas tribus que reafirman el sentido de
pertenencia y permite la autorrealización individual a través del colectivo; en
otras palabras, otorga sentido al mundo desde una perspectiva de alcance
inmediato.
El Street art convierte las
calles de las grandes ciudades en exposiciones de arte al aire libre,
produciendo un impacto socio-cultural que permite una comunicación más
universal, pues las personas que nunca antes habían pisado un museo quedan
absorbidas por esta macro-producción artística” (Louis Bou, 2005:11). En
nuestras ciudades hallamos un arte anónimo, efímero, colectivo, dinámico, que
invade espacios y esferas de actividad tradicionalmente reservadas a la omisión
expresiva (espacios urbanos, medios y lugares de transición y transporte, no
lugares o lugares que han perdido su sentido (Marc Augé, 2009).
El arte urbano
incorpora muchos aspectos del movimiento punk, desde el simbolismo punk en
carteles y volantes usado por las bandas underground hasta la explosión de
fanzines y copy art la cultura Xerox de los 60, pasando por el arte de Crass, de
Johan Kugelberg, William Gibson, Jamie Reid, John Holmstrom, por lo que es
común ver en los artistas callejeros contemporáneo como Blek le Rat, Jef Aerosol, Banksy o Mr Brainwash que si declararse abiertamente discípulos de la
subcultura punk, sus enfoques reaccionarios y las narrativas visuales de sus
intervenciones definitivamente ilustra una postura política antisistema. Muchos
de sus intervenciones en su simplicidad las acercan a la ética DIY de esa era
punk que inspiró un movimiento en las artes gráficas y el diseño.
En el caso de
Banksy hizo uso de la frase «No future», lema bastante común en algunos
movimientos vanguardistas del siglo XX y en la subcultura Punk. Entre los artistas urbanos que trabajan con acciones más
apegadas la subcultura punk encontramos al proscritos colectivo de origen ruso Voína.
El arte urbano se hizo artivista gracias a artistas como Jenny Holzer, Swoon, Guerrilla girls, Group material, Shepard Fairey, Barbara Kruger, Above, Blu, Michel Aaron Phillips, Escif para nombrar algunos artistas quienes han capturado una
formas simpática y contemporáneas de concebir la acción política, a pesar de la
apatía y ese nihilismo con la cual los jóvenes contemplan los asuntos políticos
ha sido aceptado. El distanciamiento entre la juventud y la política es mutuo,
ni los jóvenes militan en partidos u organizaciones políticas, ni estos
partidos se han preocupado en hacerse atractivos o administrar favorablemente
los intereses de la joven ciudadanía, solo esperan a que los jovenes se hagan adultos, esto alimenta el evidente el desinterés
de los jóvenes con respecto a la política institucional. El punk es una
manifestación que se deleita con el disgusto frente al sistema económico,
político, social y cultural, se convierte en una forma de entender el mundo y
de enfrentarse al contexto sociopolítico y los convencionalismos, como lo hace
gran parte del arte contemporáneo, de marcado espíritu crítico y cuestionador
como el arte social o el arte político, lo que nos ha traidor a lo que hoy
conocemos como artivismo.
El punk es una actitud que
se rebela entre 1975 y 1978 en Londres y otras ciudades europeas pasando a una
Nueva York decadente, con serios problemas de narcotráfico, segregación,
criminalidad y económicos, por lo tanto social, y sobre esto se edifica el
movimiento Punk como una expresión de rechazo total al sistema establecido.
Recoge el lema «No future» de movimientos anteriores como el situacionismo y el
dadaísmo pero, a diferencia de ellos, Punk emerge en medio de la cultura de
masas, lo que provoca que trascienda más allá de los setenta, del contexto
anglosajón expandiéndose al contexto latinoamericano de la escena musical.
En 1973 es cuando entra en
escena el CBGB’s OMFUG mítico club fundado por Hilly Kristal que le da una
oportunidad a Punk rock y New wave, en el 315 de Bowery, entre la 1ra y 2da
calle del Lower East Side de Manhattan, Nueva York. El CBGB se localizaba en una
zona concurrida por indeseables, ex carcelarios, veteranos de guerra o
drogadictos esta escena que generalmente se replicaba en las calles de los
barrios más marginales y segregado de la ciudad de Nueva York. Esta atmósfera
le dio pies al arte callejero a que se revelar su irreverencia como Punk con su actitud de
negación, oposición y destrucción; del «hazlo tú mismo»; la alusión al miedo y
el terror a una sociedad que aliena y condena a los individuos; esa misma
alienación que provoca estados psicóticos; la valorización de lo que se sale de
la norma establecidas; el nihilismo; la crítica al sistema económico corrompido
y al anarquismo o la reivindicación de la propia libertad política, sexual, de
culto y moral como lugar de batalla.
Lamentablemente, por
problemas económicos el club tuvo que cerró en 2006. Este espacio donde la
cultura subterránea musical y el art punk mostraría el desarrollo de un
lenguaje visual del estilo callejero que normaliza la cultura juvenil de todo
el mundo, como género musical que parte del movimiento punk, muchos Club de
este estilo comienzan a proliferar en todas las ciudades del mundo, donde es
común los usos de elementos como el ruido, la tipografía de recortes, el anti
diseño y el feísmo o con la inclusión de referencias explícitas a grupos
musicales La gran mayoría de los artistas art punk toman influencias de gente
como Iggy Pop, Patti Smith, The Ramones, Sex Pistols o el Blondie de Deborah Harris que de ser la reina de la cultura sumergida de N.Y pasó a ser una especie de "socialite" de los años 80's y su agrupación del Punk pasó a apoyar la subcultura neoyorkina del graffiti y rap como se evidenció con la canción "Rapture" el cual fue uno de
los primeros videos en emitirse en la recién estrenada MTV y, efectivamente, el
primer rap de la cadena. Blondie uno de los principales exponente del Punk introdujeron el rap como género a través de la cultura Pop a una
audiencia mayor, lo que hoy conocemos como 'mainstream', dándolo a conocer al
gran público. .
La mayoría de las
expresiones gráficas y musicales que provienen de la subcultura punk, no se fundamentan ni abarcan un tema en
particular, más bien recurren a varias temáticas, contrastadas con la
evolución del pensamiento de la segunda mitad de siglo XX, de la misma manera, el arte urbano evoluciona y se revisa el ombligo ante las distintas crisis sociales y políticas de siglo XX, donde el inconformismo, la negación y la provocación de este arte
callejero derivado de la cultura punk toma cuerpo, por lo que fue catalogado y sigue siendo catalogado
como vandalismo. En los años 60's, ya el graffiti era percibido como algo
ilegal, una acción hecha por vándalos que no respetaban las más elementales
normas de urbanidad. Por supuesto, las persecuciones y represiones de aquel
entonces, no se hicieron esperar. Con la evolución estética y artística del
graffiti, el concepto negativo que cargaba consigo ha cambiado parcialmente pero no se ha erradicado.
Durante los años 90 los
jóvenes artistas se preocuparon por conciliar el lenguaje artístico académico y
el popular, todo como consecuencia, que en los 80's los jovenes que no se identificaba con el Punk pero si con el arte callejero, crearan un estilo más cosmético pero propio el Wild style,
que con mejores diseños y uso del color, fue la unión entre el graffiti art, la
estética en la indumentaria del movimiento rap/hip hop neoyorkinos y las técnicas artísticas
aprendidas en la academia, esto le hizo ganar muchos adeptos dentro de los
jóvenes de color y latino que mas que ser rebeldes, solo deseaban formar parte de algo, sobre todo, en los barrios mas deprimido. No obstante, las ciudades mantienen normas anti-graffiti, donde las
distintas normativas que rigen los espacios públicos, siguen en contra del arte
urbano que es efímero por excelencia, puesto que se consume en el momento de su
realización. Es un fenómeno transitorio y esporádico, que irrumpe en lugares
inesperados y carga con la incertidumbre de ser borrado en cualquier momento.
El arte urbano establece
donde los habitantes culturalmente no se sienten parte o no tienen acceso a los
museos ni a las galerías de arte, para construir puentes entre la cultura y la
cotidianidad de los vecindarios populares; es un arte descentralizado, que
intenta intervenir los muros de periferias y de toda la ciudad; pero al ser un arte ambicioso pretende transformar la ciudad, dar una imagen diferente
a los sectores peligrosos, abandonados, marginales: los callejones, las zonas
de tolerancia, las ruinas de los edificios. “Hay lugares donde efectivamente hay
abandono, tú lo percibes… y no sólo abandono físico, sino que ese abandono
social e institucional.
Una intervención de arte
urbano pretende expresar un concepto según el artista. No se trata únicamente
de la frase explícita o la consigna política que contenían los graffitis en los
años 60's y 70's. Con el paso del tiempo, está actividad fue evolucionando,
nutriéndose y dotándose de estilo artísticos diferentes, también a
perfeccionando sus técnicas por lo cual, podemos encontrar en la actualidad una
variedad de graffitis que van desde el anodino y rústico mensaje en las
puertas de los baños públicos, hasta los más elaborados murales en las fachadas
de un edificio y la relación con las instituciones públicas se han enriquecido.
La función política de graffiti también ha variado con el pasar de los años,
mientras, que los graffiti de los años 60's aludían rechazo al sistema y a
intereses principalmente macro políticos, los graffiti de los años 90 se
caracterizaban principalmente por aludir a temas micro políticos, estos últimos
son más bien imágenes que aluden a la cotidianidad de los entes sociales que
los producen, aunque no por ello dejan de ser políticos en un sentido más
amplio del término.
El arte urbano también es diversidad, no hay un único
relato, no hay una única técnica, ni una única manera de abordar el arte”. En
definitiva para comprender el fenómeno debemos escudriñar el surgimiento del
arte político y rupturista en los antecedentes de nuestra época. El artivismo
tiene sus raíces en las vanguardias artísticas del comienzo del siglo XX (dada,
futurismo, surrealismo). Como en el caso del graffiti neoyorquino donde la cultura sumergida del punk influyó también en la actitud de
artistas urbanos; por cuanto su interés es la transformación estética del
espacio público, e inclusive, la aceptación de sus obras dentro de los campos
de producción artística.