domingo, 23 de febrero de 2020

Cuando los muros nos dicen algo



El Manifiesto situacionista de Guy Debord en los años sesenta incitaba a los artistas a salir a la calle y disparar al azar, pero es al final de los setenta más allá de ser una práctica callejera, el graffiti terminó por ser la herramienta mas poderosa para entender la ciudad y sus conflictos.



Las calles se han convertido en el espacio de demandas y conflictos en diferentes ciudades del mundo desde Hong Kong a Caracas, de Santiago de Chile a París o Barcelona. Y, es precisamente a través de los espacios de las protestas y de movilizaciones ciudadanas, se puede leer y apreciar un paisaje urbano que narra, recalifica y aporta significados tanto en lo individual como en lo colectivo de todo aquello que está sucediendo o que está afectando a cada una de estas ciudades.



A pesar de la indignación ante a algunas medidas de los gobiernos, cada una de estas ciudades en conflictos tiene su sello, las protestas urbanas no debe generalizarse, ni agruparse en un mismo saco, no es igual lo que sucede en Hong Kong, a los que sucede en Berlín. Tal es el caso de artista Tsang Tsou Choi caligrafo  que trasladó su protesta y reivindicación personal a las calle para finalmente terminar siendo el símbolo de Hong Kong. De todos modos, en todas y cada una de ellas, hay un fenómeno que se mantiene como una constante: los mensajes que aparecen en la esfera pública. En este sentido, es interesante la recurrencia a la lectura de la ciudad a través de los mensajes en los muros y paredes, ya sean graffitis u otras manifestaciones artísticas.


Tsang Tsou Choi

Para muchos, el graffiti es entendido como una práctica marginal, debido principalmente a su condición de clandestinidad, ilegalidad y anonimato donde se encuentra sumido. aunque también es una forma para entender y descifrar determinados momentos de la historia sociopolítica de las ciudades. De este modo, los mensajes escritos en muros y paredes explican situaciones concretas que ayudan a entender determinados grupos, y forman parte de la cotidianidad que nutre el paisaje urbano. Así, el graffiti podemos entenderlo como medio artístico espontáneo e inmediato con la carga vital que subyace en la historia de las urbes. 

También se asocia su carácter marginal por las características del espacio donde se emplea es decir lugar. Muchos hablan de la apropiación de los espacios residuales y las fisuras de la trama urbana para emplazar “territorios del graffiti”. Pero, cabe destacar que los últimos acontecimientos que han sucedido, por ejemplo, en la ciudad de París son una muestra clara de que el grafiti está directamente relacionado a los eventos sociales, políticos, económicos y culturales de esa ciudad. El graffiti como muchas otras manifestaciones artísticas está estrechamente ligado al desarrollo urbano, crea nuevos territorios y se manifiesta a través de distintas tipologías, mensajes y actitudes.



Centrándonos en lo sucedido en París con los chalecos amarillos o en el independismo en la ciudad de Barcelona  o la primavera valenciana, las movilizaciones masivas buscaron crear un nuevo ‘momentum’ pero, a la vez, en estas marchas pacíficas se sumaron otros movimientos como el antisistema y el anticapitalista que se pudieron apreciar a través de las pintadas que han ido apareciendo en distintos muros y mobiliario urbano de la ciudad. De la misma manera, encontramos mensajes que exigían diálogo, respeto, paz,  eliminación de leyes y fronteras sociales, así como también simbología fascista.



La calle es un cauce de expresión donde nacen, confluyen y conviven infinidad de mensajes y expresiones que narran una realidad o un estado de ánimo desde el planeamiento de nuevas estrategias comunicativas. La calle nunca será ni debe ser neutral, sino que debe seguir conservándose como un espacio combativo, pero también de un diálogo constante entre distintos, como espacio de confrontación y de encuentro. La calle, entonces, debe también ser entendida como el soporte más inmediato para exponer y narrar ideas, visiones, ideologías y descontento social.


El graffiti, a pesar de su carácter efímero y temporal, recalifica las paredes como portadoras de la narrativa de la ciudad; es decir, los muros son los nuevos espacios de expresión que sostiene la historia, la ideología e identidad de la distintas ciudades, ademas de ser el portador y enriquecedor del diálogo social. De ahí, que muchos sostengan que los muros dicen lo que la sociedad calla. Definitivamente, hemos aprendido y seguiremos aprendiendo mucho a través de los que nos dice los muros de las ciudades.

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